Una mujer llevó de urgencia a su hijo de tres años tras comprobar que tenía lesiones en la zona genital. Los médicos del Hospital Humberto Notti, en Mendoza, confimaron lo peor: tenía signos compatibles a abuso sexual y heridas que podían corresponderse a una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Luego de varios estudios, confirmaron que el menor tenía sífilis y fue sometido a más pruebas para comprobar si también fue contagiado de VIH y hepatitis. Fuentes judiciales confirmaron a TN que hay un detenido “aún no imputado” en la causa.
El lunes cuando, el nene manifestó síntomas extraños y la mamá, preocupada, descubrió las lesiones. Ante esta situación, acudió directamente al hospital y los médicos señalaron que podía tratarse de una ETS. En ese momento, el propio menor pudo contarle a la mujer que su padrino lo había lastimado.
Mientras esperaban los resultados de los análisis, la mujer decidió radicar la denuncia en la Oficina Fiscal Nº 6 en la que detalló lo que su hijo le había contado y brindó los datos del sospechoso.
El acusado tiene 21 años y se trata de una persona de confianza para la familia, ya que pasaba mucho tiempo junto al nene y se encargaba frecuentemente de su cuidado. Según pudo saber este medio, el joven vive en una casa contigua a la de su ahijado, ubicada en el barrio Virgen del Rosario, en la ciudad mendocina de Las Heras.
A partir de la denuncia, intervino la fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual, María de las Mercedes Moya, a cargo de la UFI N°27, y ordenó la detención del padrino del nene. Además, solicitó que el personal del Cuerpo Médico Forense (CMF) le practicara estudios de mayor profundidad a la víctima para avanzar en la investigación.
A su vez, el sospechoso también se sometió a exámenes para determinar si efectivamente tiene la misma enfermedad que presentó el menor, ya que la única posibilidad es que lo haya contagiado a través de un abuso sexual. Su situación dependerá de los resultados que arrojen los análisis.
Qué es la sífilis y cómo se contagia
La sífilis es una infección bacteriana que suele transmitirse por contacto sexual. La enfermedad comienza con una llaga indolora, por lo general en los genitales, el recto o la boca.
Se transmite únicamente de persona a persona a través del contacto de la piel o de las membranas mucosas con estas llagas.
La segunda etapa se caracteriza por la aparición de un sarpullido. Luego, no se presentan síntomas hasta la última etapa, años después, donde puede provocar daños en el cerebro, el sistema nervioso, los ojos y el corazón. Esta enfermedad se trata con penicilina.