En marzo de este año, el policía Nicolás Leopoldo López fue a visitar a Diego Escobar al taller mecánico donde trabajaba. En medio de la charla quiso hacerle “un chiste”, le apuntó con su arma reglamentaria y gatilló, pensando que estaba descargada. Pero se equivocó. El balazo impactó en el pecho de su amigo y lo mató en el acto.
Ahora, un tribunal dará a conocer el martes su veredicto en el que deberá resolver si López será condenado por un homicidio con “dolo eventual” o si el crimen fue sin intención.
En sus alegatos, la fiscal Silvia Moreira y el asistente letrado Pablo Jávega pidieron que se declare la responsabilidad penal del policía por ese delito, que tiene un mínimo de 10 años y 4 meses de prisión, por haber utilizado su arma reglamentaria a quemarropa.
“El primer día del juicio dijimos que íbamos a poder acreditar que el imputado mató a Diego Escobar. Entendemos que con la prueba que dimos estos días ha quedado comprobado”, aseguró Moreira.
Después se refirió a que la discusión en el juicio se centró en determinar si el homicidio fue doloso o culposo. “Existe una línea delgada entre ambos conceptos”, reconoció la fiscal. Y precisó: “En el caso de dolo eventual, el sujeto acepta que la conducta es capaz de producir la lesión al bien jurídico, y dejó librado al azar que ese resultado lesivo no sucederá y se muestra indiferente”.
Por ello, Moreira afirmó que “es eso lo que sucedió en este caso” y que López tenía conocimiento de que su conducta podía lesionar la vida de Escobar y que, aun sabiendo eso, “emprendió la acción, cargó el arma, apuntó y efectuó el disparo”.
“Aceptó la probabilidad de que podría provocar la muerte de la víctima y no tuvo ninguna voluntad de evitar ese resultado”, concluyó. El abogado Marcelo Hertzriken Velasco, quien intervino en representación de la familia de la víctima, adhirió al pedido de la fiscalía.