Una mujer de 58 años fue asesinada y su hija resultó gravemente herida al quedar en medio de una balacera en la zona sur de Rosario. Las víctimas, al momento de los disparos, estaban ocasionalmente en una parada de colectivos. En el mismo hecho, un adolescente, que estaba a pocos metros con sus amigos en un playón, recibió dos impactos de bala. En lo que va del año, el departamento Rosario acumula 156 homicidios dolosos, según los datos del Observatorio de Seguridad Pública.
El ataque ocurrió a las 19 de este sábado en Maestros Santafesinos e Isola, en el complejo Fonavi de barrio Parque del Mercado, según informó el Ministerio Público de la Acusación. En la escena se secuestraron 21 vainas servidas calibre 9 milímetros, 18 vainas servidas calibre 40 y otros plomos, que fueron enviados a peritar por orden del fiscal de Homicidios Dolosos Patricio Saldutti.
De acuerdo a los primeros testimonios recolectados, Claudia Mercedes Debbio había acompañado a su hija Virginia F. a tomar el colectivo para darle más “seguridad” ante arrebatos y robo a mano armada, que son recurrentes en esa zona de Rosario. Sin embargo, terminó asesinada de disparos en la cabeza, en el tórax, en la espalda, piernas y brazos.
Su hija, Virginia F., fue trasladada de urgencia al Hospital Roque Sáenz Peña y, por las heridas que presentaba, fue derivada al Heca, que atiende situaciones de mayor complejidad. La joven sufrió siete lesiones de arma de fuego en tórax, abdomen, ingle y en los dos brazos. Este domingo fue sacada del quirófano y fue llevada a la unidad de cuidados intensivos, donde permanece en coma, con un neumotórax derecho, con asistencia mecánica respiratoria.
Después del ataque, la Sociedad Libanesa emitió un comunicado para solidarizarse con la familia y para señalar que este lunes permanecerá cerrada la institución como muestra de apoyo.
Como suele realizarse en este tipo de investigaciones, se averiguó por la vida de las víctimas para tratar de determinar algún posible móvil del crimen. En el caso de las mujeres, Claudia Debbio era ama de casa, su marido trabaja hace muchos años en un frigorífico, y su hija es profesora de danza de la comunidad libanesa. Esta información las aleja por el momento de haber sido las destinatarias del ataque, según consideraron desde el Ministerio Público de la Acusación.
Al Heca también ingresó Fabricio Uriel M., de 16 años, que estaba cerca de las dos mujeres, pero en su caso se encontraba con amigos en la parte del playón, donde los vecinos suelen realizar actividades deportivas y recreativas. Su situación es diferente a la joven de 32 años, ya que tiene dos disparos en su pierna derecha y está fuera de peligro.
Por lo que le indicaron al fiscal Saldutti, el adolescente va al colegio secundario y no tiene antecedentes. Según las tareas llevadas a cabo, recibió los tiros mientras estaba sentado en un banquito de cemento con sus amigos en el playón.
De acuerdo a los primeros indicios de la investigación, los gatilleros iban en dos autos y apuntaron contra la zona de los Fonavi y del playón, donde había gente reunida y jugando. Se presume que sería en el marco de una disputa territorial entre bandas narco, y la principal hipótesis es que las tres personas heridas fueron atacadas “por error”.
En la torre 11 del complejo Fonavi del Parque del Mercado también se constataron disparos. Esa parte de los edificios está identificada, según investigaciones, con René Ungaro, condenado como líder narco de Rosario y por el crimen del ex jefe de la barra brava de Newell’s, Roberto “Pimpi” Caminos.
Una de las cuestiones a establecer es si el bestial ataque de este sábado por la tarde noche es la respuesta a otro asesinato, que ocurrió el miércoles pasado, cuando acribillaron a un joven de 20 años en Esmeralda al 3800, en inmediaciones a un búnker de la presunta organización narco de Milton César, en barrio Tablada.
Ese joven era Héctor Nicolás Quinteros, cuyo cuerpo fue encontrado en medio de la calle a las 21. Estaba atado de pies y manos con un cable, amordazado, descalzo y con tres disparos en cabeza, cuello y hombro. Además, tenía entre la remera y el sweater, un papel con una frase alusiva a una letra de “Callejero Fino”, referente de la cumbia RKT, que decía: “Corte re secuestro, pa’ los giles rafagazo. Saben que no miento”.