Por Estanislao Dieguez
El próximo 12 de mayo se llevarán a cabo los comicios internos de la Unión Cívica Radical, que soporta una situación de irregularidad institucional grave desde hace un año, debido a las maniobras de la actual conducción (mandato ilegal), pero estas elecciones, que tienen como objetivo terminar con esta situación, están totalmente amañada.
Como todo partido político, la UCR cuenta con una Carta Orgánica, que regula la convivencia interna y las reglas de la institución y es, lamentablemente, el cuerpo legal más bastardeado por los radicales en los últimos años.
La UCR local debió soportar que el presidente del Comité Capital, le facilité la sede partidaria a una fuerza política contraria para su cierre de campaña. Rubén “el Chato” Correa, funcionario eterno de la Universidad Nacional de Salta, permitió que eso suceda.
Según decía, era para terminar con la hegemonía que ejercía el cafayateño Miguel Nanni, que terminó perdiendo la única banca radical salteña en el Congreso de la Nación. En definitiva, “el chato” ponía su kirchnersimo a combatir el mercantilismo de Nanni.
Hoy ambos estás juntos de nuevo y asociados al actual ministro y ex intendente de la ciudad de Tartagal, Mario Mimessi, quien es calificado en el partido como “la mayor estafa del siglo”, para mantener el control sobre un partido al borde la extinción, negociar cargos de tercera en el gobierno provincial y alguna intervención en alguna repartición nacional.
Hoy los radicales ven como la principal fuerza opositora, “Renovación y Cambio”, una alianza conformada por el capitalino Bernardo Solá y el oranense Carlos Manzur, es proscripta bajo argumentos burocráticos.
Uno de los requisitos para participar por la titularidad del Comité Provincia, era parar listas en 15 departamentos de la provincia, ¡algo imposible para un partido al que le sobra un bar del centro de la ciudad para llevar a cabo sus tradicionales y deslucidas convenciones!
No es un requisito de la Carta Orgánica, ni de la dichosa Convención, sino de una Junta Electoral, manejada por el “mozo de mano” de Nanni, quien es esposo de la actual diputada provincial Soledad Farfán, seguidora incondicional del presidente de la UCR nacional, Martín Lousteau, más cerca de Cristina Kirchner, que de Leandro Alem.
Días atrás, la sorpresa se dio cuando la Junta Electoral bajó a listas del interior, dejando fuera de carrera a “Renovación y Cambio”, argumentado que los integrantes no estaban afiliados, cuando todos figuran en padrones anteriores y muchos ya fueron o autoridades partidarias o candidatos de la UCR en las elecciones generales.
Ahora viene una batalla legal y una campaña inaudita entre los radicales: no ir a votar, no participar, si no se permite la participación de todos los sectores. Los radicales vuelven a usar la abstención revolucionaria”, pero esta vez para salvar su partido.
En resumen, nuevamente Correa y Nanni, seguirán manejando los destinos del alicaído radicalismo salteño, algo doloroso para sus afiliados, que ni siquiera figuran en padrón y la verdad y como decía una conocido radical salteños, “los radicales nos merecemos dirigentes de altura”.