Los habitantes de la pequeña localidad de Azara, provincia de Misiones, quedaron conmocionados por el crimen de un joven de 20 años a quien encontraron apuñalado en un campo y su ropa interior semienterrada a pocos metros de donde estaba el cadáver.
La víctima fue identificada como Emanuel Rosendo Portillo, quien salió de su casa el jueves de la semana pasada en bicicleta y se dirigía hacia lo de una tía. Esa fue la última vez que lo vieron con vida.
Como no regresó a la casa, su mamá realizó la denuncia en la Comisaría de Azara y salió a buscarlo. Al día siguiente, lo encontró muerto y semidsenudo en un campo no muy lejos del pueblo. El cuerpo presentaba numerosas puñaladas. La autopsia determinó que recibió 42 heridas de arma blanca, pero solo seis de ellas eran profundas.
Si bien hasta el momento no hay detenidos, un amigo de la víctima, con quien podría haber tenido una relación sentimental, fue notificado de que forma parte de la investigación. Incluso la policía allanó su casa en busca de algún indicio que lo vinculara al crimen, pero no hallaron pruebas relevantes.
Además, los agentes secuestraron el teléfono celular de la pareja de Portillo para analizar las llamadas y mensajes que cruzaron en los últimos días. Hasta el momento, el celular de la víctima aún no pudo ser encontrado.
Este lunes a la tarde, durante un rastrillaje, la policía encontró la bicicleta negra en la que se movilizaba Portillo cuando salió de su casa. Unas horas después, un vecino halló una mochila oculta en el tronco de un árbol, en cuyo interior había un cuchillo tipo carnicero que, se supone, fue utilizado para asesinar a Portillo, y una tenaza.
En la mañana de este martes, familiares, vecinos y amigos de la víctima marcharon por las calles de Azara para pedir justicia por Emanuel. La multitudinaria manifestación partió desde el acceso a esa localidad y llegó hasta la comisaría local.
“Queremos creer que no lo mataron por su elección sexual”
La familia de Emanuel lo recuerda como un chico bueno y que cuidaba mucho a su abuela Alicia. De hecho, el día que desapareció, ella lo estaba esperando para cocinar pan, algo que a menudo hacían juntos para después vender.
Roxana, una de sus tías que vive en Buenos Aires, contó que su sobrino nunca había desaparecido. “Él siempre avisaba dónde estaba y a qué hora volvía. Vivía pendiente de su abuela”, expresó.
Con respecto a si actualmente estaba en pareja, la mujer respondió tajantemente que no. “Vivía solo, así que imagino que se veía con alguien. A su última pareja la conocimos y es un chico fabuloso. Queremos creer que no lo mataron por su condición sexual. Azara es un pueblo chico que necesita abrir la cabeza y aceptar a la gente tal como es. Y cada uno debe vivir su sexualidad libremente”, reclamó.