El temible capo criminal Claudio Javier “Morocho” Mansilla, arrestado en la noche del jueves tras pasar casi un año prófugo desde que escapó de la cárcel de Piñero el 27 de junio del año pasado, en una fuga con un asalto comando con ametralladoras y amoladoras que terminó con un delincuente muerto y ocho evadidos, se movió constantemente por la zona oeste de Rosario y en la provincia de Córdoba. Solo salía de noche, con el rostro maquillado por sus tatuajes, con una gorra y con una bufanda. Cayó mientras cenaba con sus hijos y dos jóvenes en un departamento de la Zona Cero que acababa de adquirir a través de un trueque por su anterior casa.
Al momento de su detención, Mansilla tenía seis celulares, 322.910 pesos, 530 gramos de cocaína, dos pistolas calibre 9 milímetros y 50 municiones del mismo calibre. Llamó la atención de que también había un balde de “miguelitos”, que suelen ser usados para pinchar los neumáticos de los móviles policiales en medio de una persecución, y que casualmente se utilizaron en la evasión de Piñero.
No ocurrió un enfrentamiento, que era algo que se presumía que podía suceder, un cruce de tiros. Eso, en parte, pudo ser porque el criminal estaba cenando en el living, a pocos centímetros de la puerta, por lo que al irrumpir no tuvo tiempo para buscar las dos armas que frecuentemente utilizaba por si lo encontraban en la vía pública.
Desde que evadió el penal de Piñero, el fiscal a cargo de la causa de la evasión Franco Carbone y luego las fiscales de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro y Georgina Pairola ordenaron vigilancias a familiares de “Morocho” e intervenciones a varias líneas telefónicas. En abril pasado se creó un Equipo Conjunto de Investigación (ECI) entre esas fiscales, la Fiscalía Federal N° 1 –a cargo de Javier Arzubi Calvo– y la PROCUNAR.
A partir de testigos protegidos, se trazó un mapa sobre los lugares donde se movía Mansilla, generalmente en la noche, y gente allegada a él. Los barrios que frecuentaba “Morocho” eran el Santa Lucía –donde se presume que lidera una banda narco– y barrio Godoy, de la zona oeste, y la Zona Cero, del distrito noroeste de la ciudad.
Varias fuerzas de seguridad que tuvieron que trabajar en la investigación, como la División de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal, la recientemente creada unidad de Investigación del Crimen Organizado, la Tropa de Operaciones Especiales y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Por los datos de la investigación, entre vigilancia y declaraciones recolectadas, se pudo establecer que se desplazaba de noche y de madrugada generalmente en un Peugeot 208 o en un Volkswagen Fox. Muchos “dateros”, buchones e informantes policiales, tenían miedo de hablar y delatarlo porque presumían que los iban a matar. Incluso, “Mansilla” desconfiaba de quienes lo rodeaban.