La jueza Carolina Sanguedolce ordenó la libertad del condenado por la modalidad de la condena dictada y le fijó reglas de conducta.
Entre ellas, establecer domicilio y someterse al cuidado del Programa de inserción social y supervisión de presos y liberados; abstenerse de usar estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas; realizar tratamiento psicológico para el tratamiento de sus impulsos y por sus adicciones con presentación de la constancia correspondiente; prohibición de acercamiento a la denunciante en un radio de 500; prohibición de ejercer actos de violencia física o psíquica contra la denunciante; prohibición de mantener contacto por cualquier medio con ella. Todo ello con apercibimiento de revocarse la condicionalidad de la pena en caso de incumplimiento.
La jueza ordenó además la extracción de material genético del condenado por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) y su posterior inscripción en el Banco de Datos Genéticos.
Flores fue denunciado por la madre de la menor damnificada. La mujer relató que el 10 de enero del año pasado había concurrido con sus hijos a una reunión que se desarrollaba en casa del acusado. En determinado momento, ella se fue a comprar al negocio de al lado y, cuando regresó, buscó a su hija (6) y la encontró en el baño, con el imputado. El sujeto tenía una toalla y un papel higiénico en la mano. Cuando le reclamó por qué estaba allí solo con su hija, él se puso nervioso y salió corriendo de la casa. En ese momento, la menor comenzó a llorar y le dijo de manera espontánea que el imputado la había tocado en sus partes íntimas. Manifestó además que el sujeto la había amenazado diciéndole que, si contaba lo sucedido, iba a matar a su mamá.
Durante el juicio abreviado, el condenado reconoció ser autor de los hechos descriptos y expresó su conformidad con la pena solicitada por la fiscalía.