El caso del ingeniero que mató al ladrón que quería robarle el auto volvió a poner en discusión el tema de la justicia por mano propia y un posible exceso en la legítima defensa. En Argentina, por la eterna cuestión de la inseguridad, son varios los casos que se han vuelvo paradigmáticos.
Por ejemplo el de Lino Villar Cataldo, el médico que mató a un ladrón que quería entrar a su casa y que fue juzgado por un juicio popular.
En 2016, Villar Cataldo mató de cuatro balazos a un ladrón durante un asalto cuando salía de su consultorio de la localidad bonaerense de Loma Hermosa.
El médico llegó al juicio acusado de "homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego". Y en caso de ser hallado culpable, podía recibir una condena de entre 10 y 25 años de prisión.
Sin embargo, para el jurado popular que intervino, Villar Cataldo fue "no culpable". Durante el juicio, Villar Cataldo "pidió disculpas" por la muerte del delincuente, pero aclaró que él no buscó que sucediera lo que finalmente ocurrió.
Después del fallo unánime, la mamá del delincuente muerto fue contundente contra Villar Cataldo. "Este asesino matriculado le pegó seis tiros a mi hijo y quede como inocente", dijo Silvia. "Le diría que no fusile a la gente como le pasó a mi hijo. El que se arrima a Cataldo es muerto seguro", agregó.