En las últimas horas se produjeron cambios en las jefaturas de la Policía en el norte de la provincia, tras caer en manos federales un cargamento de 420 kilos de cocaína transportados en un patrullero de Infantería de la Policía, que partió desde la base del GIC (Grupo de Intervención Conjunta) de Salvador Mazza hacia Tartagal, cuando fue interceptado cerca del control federal de Aguaray. Tras un tiroteo, un oficial de la Policía sindicado como el jefe del GIC logró huir al monte, cubriendo su fuga a balazos.
No es una película de Rambo, es lo que ocurrió. Y tras las detenciones solo hubo un movimiento de ajedrez, un enroque corto que produjo malestar en todas las comisarías del departamento San Martín.
Es que, para los policías comunes, que distribuyan a todo el personal del GIC entre las comisarías y destacamentos del departamento San Matín los pone en serios riesgos, ya que aseguran que la mayor parte de este grupo está contaminado o sospechado de narcotráfico. La fuente aseguró que el tema era vox pópuli en todos los pasillos de la fuerza pública. "Solo había que ver el nivel de vida de los GIC y de algunas de las divisiones de Inteligencia. Camionetas, auto para la esposa, viajes y vida agitada, muy agitada", dijo la fuente.
Y recordó que justamente el oficial ahora prófugo en el mes de febrero, en horas de la madrugada posterior al Día de los Enamorados, se presentó con su arma reglamentaria en mano a patear puerta por puerta en un motel de Tartagal, hasta hallar la pieza donde su expareja se hallaba intimando con otro hombre, y allí hubo de todo, desde amenazas, corridas e incluso algunos dijeron que hubo disparos de arma de fuego.
El hecho se viralizó y tuvo repercusión nacional varios días, incluso se afirmó oficialmente que el violento policía había sido sancionado. Cuando esto ocurrió -pueden leerlo en las páginas de nuestro matutino del día 15 de febrero- el uniformado estaba a cargo del GIC, que es una división de inteligencia policial que maneja toda la información de las otras divisiones que operan en el norte, incluso con acceso a información federal, dijo la fuente.
Nada de eso sucedió, el oficial siguió en su cargo hasta la mañana del miércoles 10 de julio, cuando personal de Gendarmería Nacional detuvo un móvil policial e intentó hacer una requisa, momento en que se produjo una balacera, luego fueron detenidos dos uniformados tras la refriega, en tanto su jefe se daba a la fuga armado.
No hubo personal federal lesionado, pero al repeler tamaña actitud requisaron el vehículo y hallaron el mayor cargamento de droga que se le secuestró -en décadas- a una comisión policial en pleno servicio y dotada de armas cortas y largas, según consta en el informe federal.
Una fuente aseguró ayer que el prófugo es un hombre violento, audaz y jugado, y que huyó uniformado y armado con al menos una pistola 9 mm hacia la zona montuosa, de la que habría sido rescatado y llevado hacia la frontera con la República de Bolivia. La fuente consultada afirmó también a El Tribuno que el prófugo podría hallarse en la ciudad boliviana de Villa Montes. "Ese hombre es la llave que podría abrir la 'caja de Pandora'".
Fuente El Tribuno