La difícil identificación de la mujer de 32 años se simplificó cuando en la morgue de la Ciudad Judicial una mujer, que se hizo llamar Jery, se presentó como la hermana de la víctima. Ella reconoció el cuerpo por sus tatuajes y luego dio detalles sobre la identidad. En tanto, la fiscal penal de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, se mantuvo en silencio.
La mujer aseguró que su hermana era de nacionalidad boliviana y que se llamaba Yolanda Laidy Sánchez Orozco, de 32 años, quien había estado en la ciudad de Yacuiba días pasados y había ingresado a la Argentina con un documento falso o simulando ser la persona que figuraba en ese carné.
Jery dijo que su hermana es madre de tres hijos pequeños, que había cumplido una condena de 4 años, aparentemente por causas relacionadas al narcotráfico y que en el penal había contraído nupcias con una interna que sigue purgando allí su condena. Pero, además, cargó culpas contra una mujer, quien se comunicó con su familia para anoticiarlos de que Yolanda Sánchez había fallecido y que habían descartado su cuerpo.
La acusación tiene ribetes crueles, brutales y muestra el verdadero rostro de las mafias que utilizan a las mujeres para estos trabajos de vida o muerte sin importarles para nada la persona utilizada, llamada en la jerga “mula”. Esto es tan así que se señaló -no de forma oficial- que la chica tenía cápsulas de cocaína en el estomago. Además, en un primer momento, se habló que el cuerpo tenía signos de violencia, al tiempo que estaba desnudo de la cintura para abajo.
El dato más estremecedor es que dijo que otra hermana había recibido una llamada desde un número privado donde le avisaban que Yolanda había fallecido y que iban a tirar el cuerpo en cierto lugar. "No sé si le quitaron la vida, pero la última vez que llamó mi sobrina contestó una mujer Jésica Figueroa, diciendo que su mamá estaba mal, que un médico la estaba atendiendo en el departamento", declaró.
“Quiero llevarme a mi hermana”
“Quiero llevarme a mi hermana a Bolivia, qué van a hacer con mi hermana acá, no tiene familia. La fiscal (Mónica) Poma no quiere autorizarme”, expresó Jery al portal Todo Salta Noticias desde la morgue judicial.
La mujer contó, entre otras cosas, “no sé si le quitaron la vida, pero la última vez que la llamó mi sobrina contestó una mujer, diciendo que (mi hermana) estaba mal. Cómo la van a tirar como si fuera un perro, por qué le hicieron eso a mi hermana”. Y luego añadió que esa mujer que atendió el teléfono “es de Yacuiba, todos saben que trabaja con droga, allá todos lo saben”.
Jery confirmó que su hermana tenía no solo tres tatuajes, como trascendió, sino cuatro, y que estaba casada con Daiana Reyes, quien todavía se encuentra privada de la libertad.
“La última vez que la vi fue el viernes pasado, en Bolivia. Estuvo en Yacuiba, compartimos un almuerzo”.
Luego aseguró que Yolanda tiene tres hijas, una de las cuales es de nacionalidad argentina.
El caso, que comenzó como un posible femicidio, giró hacia el narcotráfico y la trata de personas, pero no se queda allí, hay elementos aportados por la familia que hablan de otras cosas, mucho más graves aún y que amerita la intervención de la Justicia Federal.