La maniobra realizada fue captada por las cámaras de seguridad que el denunciante había instalado en su casa. El hombre contó que se vio cómo el joven trepó el portón e ingresó a su domicilio. Desde allí sustrajo una máquina de soldar, dos amoladoras, un taladro y otras herramientas.
Al radicar la denuncia, el hombre contó que la cámara capturó también la cara y las características físicas del imputado, por lo que solicitó que personal policial realice una búsqueda para encontrar al joven.
En una ampliación de denuncia que realizó al día siguiente, el hombre dijo que había recibido un mensaje de whatsapp en el que le informaban que personal policial había detenido al joven que le había sustraído sus herramientas. Por ello se hizo presente en el lugar, y allí pudo reconocerlo. Romero quedó detenido en ese momento.
La jueza de Garantías 1, Ada Zunino, le impuso la pena de un año de prisión de ejecución condicional, y ordenó su libertad.
El joven, de 22 años, deberá someterse al cuidado del Patronato de Presos y Liberados. Fijará domicilio y comunicará cualquier cambio.
Además tendrá prohibido acercarse a la víctima, a su domicilio, lugar de trabajo y a sitios donde concurra, en un radio de doscientos metros. No podrá ejercer contra el denunciante o su familia ningún tipo de violencia física o psicológica. No cometerá nuevo hecho que pueda ser considerado delito ni consumirá estupefacientes o abusará de la ingesta de bebidas alcohólica. Finalmente, adoptará oficio, arte, industria o profesión adecuado a su capacidad.
Estas reglas de conducta son obligatorias durante dos años. En caso de incumplir alguna de ellas podría dejarse sin efecto la modalidad condicional de la pena impuesta, que sería de cumplimiento efectivo.
