El 8 de diciembre del año pasado Mauro Gabriel Villalba se presentó en la casa de su expareja. Cuando la madre de la mujer lo vio intentó disuadirlo para que no ingrese, ya que tenían historial de violencia de género, pero él le apoyó un arma en la cabeza y gatilló dos veces, aunque los disparos no salieron.
A pesar de haber sido notificado de la prohibición de acercamiento, Villalba entró al domicilio y agarró a su hija para llevársela, pero su expareja se lo impidió, por lo que el hombre le disparó a los pies. En ese momento intervino la hermana de ella.
Llegó la policía, y él intenta darse a la fuga, pero se cruzó en su camino la exsuegra, a quien apuntó nuevamente, y al momento de gatillar no salió el disparo. Cuando se subió a la moto para escaparse realizó dos nuevos disparos, que impactaron en la casa. La policía secuestró los casquillos de los proyectiles.
María Soledad Rodríguez, jueza de la Sala I del Tribunal de Juicio de Tartagal, condenó al joven de 25 años por ser autor de los delitos de amenazas con arma (tres hechos), abuso de armas (un hecho), lesiones agravadas por el vínculo y el género, desobediencia judicial, portación ilegítima de arma de fuego de guerra y coacción agravada por el uso de arma en concurso real.
Cumplirá la pena de cinco años de prisión de ejecución efectiva, y se le extraerá material genético para inscribirlo en el registro del banco de datos correspondiente.
Al finalizar la audiencia, Villalba fue trasladado hacia la Alcaidía de Tartagal, donde permanecerá alojado hasta su traslado a la cárcel local.