Ante la presión, y las condiciones insalubres, Alejandra decidió renunciar y hacer público su testimonio a través de Instagram, exponiendo fotos de la carne podrida utilizada en la preparación de los alimentos.
“Si bien el precio era accesible, $3500 la pizza común y ya las otras 4mil, las empanadas 3 mil la docena, utilizan la carne más barata y llena de grasa, no me permiten tirar nada”, cuenta a este medio la mujer.
La ex empleada ha instado a las autoridades a intervenir y tomar medidas contra esta situación alarmante.
El local, ubicado en la esquina de San Juan e Ituizago, ha sido señalado no solo por la falta de higiene, sino también por la supuesta tacañería del propietario en la compra de ingredientes frescos. Alejandra reveló que, “incluso después de solicitar a la madre de Torrico y al mismo propietario que adquirieran alimentos en buen estado, estas peticiones fueron ignoradas, obligándole a utilizar tomates podridos para preparar el ají de las empanadas”.
González advierte a la población, especialmente en medio del brote de salmonella qué hay en Salta, sobre los riesgos asociados con las prácticas en Empanadas San Juan. Su testimonio detalla “cómo se le pedía que lavara la carne podrida con agua y sal, a pesar de persistir el olor nauseabundo”.
Además, denuncia las condiciones precarias de la cocina, alegando que ella mantenía la limpieza para ofrecer un servicio de calidad, pero sus esfuerzos eran socavados por la falta de compromiso de los propietarios.
El llamado de Alejandra González no solo busca poner fin a las prácticas insalubres en Empanadas San Juan, sino que también exige respuestas y acciones legales contra quienes permitieron esta situación. Al ser consultada sobre si sabía algo de las habilitaciones o visitas de bromatología de la municipalidad, la mujer manifestó que “el local se encuentra habilitado”.