Su muerte no debe quedar impune. Este fin de semana, mientras miles de hogares celebraban el Día de la Madre, la familia de Kevin Maldonado recibió la noticia más dura: el joven patoteado meses atrás, que se hallaba en estado vegetativo, finalmente falleció.
Fue el 2 de mayo de este año cuando una patota interceptó al muchacho de 28 años, en una de las calles de la localidad de El Jardín (sur de Salta). La víctima salía de la casa de su novia, donde había disfrutado de una reunión familiar.
En medio de la feroz golpiza, uno de los cinco agresores tomó un bloque de cemento y se lo arrojó en la cabeza. El golpe fue letal. Su cerebro quedó afectado de forma irreversible en un 90%.
"Mi hermano es de Rosario de la Frontera y trabajaba en El Jardín, en la cosecha de tabaco, lugar donde sucedieron los hechos. Él justo había ido a una fiesta familiar de su novia. Cuando regresaba a su casa un grupo de personas lo agarró y le dio una paliza con patadas y cintarazos", relató Emilse Maldonado, hermana del joven.
"Las personas que le pegaron son familiares de la novia y cerca de la madrugada, tipo seis de la mañana, le avisan a ella lo sucedido y lo fue a buscar al lugar. Hasta ese momento no lo habían golpeado con el adoquín en la cabeza. Al momento que lo quiso llevar, lo atacaron y quedó como aturdido", recordó.
Luego de ese episodio, contó que "le pusieron un trapo en la cabeza y lo llevaron caminando a la sala de emergencias de la zona, que quedaba muy cerca del lugar donde le habían dado la golpiza. Lo peor es que la Policía nunca apareció para detener a la patota. Después lo trasladaron al hospital de El Tala y de allí al de Rosario de la Frontera y de ahí, en código rojo, a Salta. Cuando estuvo en El Tala, ni siquiera le pusieron algún apósito para viajar; incluso cuando llegó a Rosario, todavía tenía la coca de coquear en su boca y estaba consciente, pero al rato perdió el conocimiento y nunca lo recobró".
Una vez que fue trasladado a Salta, estuvo un mes y medio en coma. Al despertar, el golpe ya había afectado de manera irreversible su cerebro. Así aguantó y luchó por su vida durante más de cinco meses.
La familia permaneció en la capital salteña para acompañar a Kevin, lo que les implicó una suma cuantiosa de dinero que tuvieron que afrontar, consignó El Vocero de Metán.