El juez Guillermo Pereyra, vocal de la Sala VI del Tribunal de Juicio, unificó la pena con otra condena anterior que tenía el imputado en el monto de un año y seis meses de prisión en suspenso. Para conservar la modalidad, Puma deberá cumplir una serie de obligaciones durante dos años.
Entre ellas, fijar residencia, notificar cualquier cambio de domicilio al tribunal y someterse al cuidado del Programa de inserción social y supervisión de presos y liberados de Salta; prohibición total de acercamiento a la víctima, a su grupo familiar, a sus domicilios y a los lugares que ellos frecuenten en un radio de 300 metros; prohibición de realizar actos de violencia física, psíquica y moral en su contra; abstenerse de establecer cualquier tipo de contacto (personal, telefónico, por redes sociales o sistemas informáticos de mensajería); abstenerse de abusar de bebidas alcohólicas y de consumir estupefacientes; continuar realizando tratamiento psicológico. Ello, además de la vigencia de las reglas impuestas en otra causa.
Durante el juicio abreviado, Puma reconoció la autoría del hecho, aceptó lo acordado por las partes y el pedido de pena.
La denunciante refirió que, una tarde que regresaba a su casa en barrio Sivero, recibió amenazas de muerte “del tal Pilo Puma”. Dijo que ella iba con su hija, quien llevaba a su bebé de cuatro meses. Cerca de la carbonera ubicada en avenida San José vio al imputado peleando con su hermano. Puma sostenía un cuchillo de cocina y le advirtió: “Ya van a caer uno por uno, te voy a cagar matando”. Seguidamente amenazó a su hija y a toda su familia.