A pesar de los controles policiales y los constantes operativos para desarticular centros de distribución, la venta de droga al menudeo en el Valle de Lerma no solo persiste, sino que crece y hasta se naturaliza su consumo y comercialización en los lugares más insospechados.
La situación se agrava con el nivel de impunidad con el que operan los distribuidores, que actúan a plena luz del día, en espacios públicos y a la vista de todos, sin que nadie intervenga.
Vecinos de diferentes localidades del valle relatan que la venta de estupefacientes ya no se esconde.
Algo natural
Por el contrario, se ha convertido en una práctica naturalizada. Jóvenes –muchos de ellos menores de edad– compran y venden droga en plena vía pública, sin temor a ser detectados o detenidos. Uno de los relatos más llamativos lo aportó un vecino de Rosario de Lerma, quien contó en un medio de comunicación local, cómo presenció una transacción dentro de un colectivo Saeta que viajaba desde Salta.
Según su testimonio, "dos jóvenes subieron al colectivo, y se sentaron en el suelo. A la altura de Cerrillos, otro sujeto abordó la unidad y les vendió droga con total naturalidad, sin ningún intento de ocultamiento. A las pocas cuadras, el vendedor descendió del colectivo, dejando atónitos a los pasajeros".
El testigo que contó este hecho, no solo confirmó que era la primera vez que veía una situación así, sino que además, al preguntarles directamente a los jóvenes, estos le reconocieron sin tapujos que habían comprado droga. "Es normal, esto pasa siempre", le respondieron.
Controles
Lo más alarmante es que en ese momento había un policía y un guardiacárcel a escasos metros dentro del colectivo. Ambos, distraídos con sus celulares, no advirtieron –o no quisieron advertir– lo que estaba ocurriendo frente a sus ojos.
Estos hechos no son aislados. Se repiten constantemente en distintas localidades del Valle de Lerma, tanto en la vía pública como en locales bailables y barrios periféricos. Y si bien la Fiscalía de Narcocriminalidad y las brigadas de investigaciones actúan regularmente, los casos se siguen multiplicando, como si las intervenciones no fueran suficientes para frenar el fenómeno.
Un dato no menor y que aparece como justificativo entre los que venden la droga, de acuerdo a lo que indicaron los testigos es "son menores que con la venta de drogas mantienen a sus familias".
Uno de los aspectos más preocupantes es el perfil de quienes participan en estas redes de microtráfico: cada vez son más los menores de edad que ofician como distribuidores.
Al ser inimputables por la ley, operan con mayor libertad y sin temor a consecuencias judiciales. En muchos casos, estos jóvenes se convierten en el principal sostén económico de sus hogares, aunque ese estado profundiza la incursión de toda la familia en el oscuro mundo de las drogas, lo que complejiza aún más la erradicación del problema.
En todos lados
"Los vecinos coinciden en que, en varios barrios, ya se sabe dónde se vende droga y quiénes son los que la reparten. Sin embargo, la falta de intervención efectiva de la Justicia y la Policía, derivó en una naturalización peligrosa de la venta de droga", contó el vecino contactado por El Tribuno que fue testigo de la venta de droga en una línea de SAETA entre Cerrillos y Rosario de Lerma.
El "dealer del barrio" ya es parte del paisaje, y lo más grave es que muchos prefieren mirar hacia otro lado.
Fuente El Tribuno