Una joven que disfrutaba de una fiesta en el salón de los Judiciales de Metán sufrió el impacto de una piedra que le provocó lesiones de consideración en un ojo y en la nariz.
El caso tomó estado público esta tarde cuando la madre de Carlina Corvalán, de 28 años, la profesora y abogada, Ana María Balenzuela, publicó lo ocurrido en Facebook.
“La violencia está entre nosotros. Nunca pensé que alguna vez escribiría sobre esto. Nunca imaginé que me tocaría de cerca, no aquí, en mi Metán querido. He esperado un tiempo suficiente, para no escribir desde la venganza, sino solo desde el dolor.
Fiel a las enseñanzas de mis padres, inculqué a mis hijos, entre otras cosas, la paz, el amor a sus semejantes”, señaló Balenzuela.
“Lo que pasamos esta noche, no se lo deseamos a nadie, fue una noche y una mañana muy ajetreada. Anoche, mi hija, Carlina Corvalán, fue a un cumpleaños, en la calle Suiza, en el salón de los empleados judiciales. A eso de las 1,40 hs, sintió un fuerte golpe en su ojo, que la dejó sin visión en ese momento, una piedra o cascote proveniente de al lado, desde el lado norte, impactó sobre su rostro, golpeando ojo y parte de la nariz”, relató en la red social en la que publicó una foto de la cara de la joven con las lesiones que sufrió.
“Quiero agradecer públicamente a quienes la ayudaron. Esta mañana fue un peregrinar entre hospital y policía. No se puede creer la burocracia y el tiempo que se pierde”, sostuvo Balenzuela, quien dijo que en el hospital Del Carmen de Metán la atendieron muy bien.
“Entiendo que el/la vecino/a del salón de fiestas debe estar harto del volumen de la música, pero arrojando piedras, que ponen en peligro la vida de las personas, no es la solución. Haga la denuncia correspondiente. Haga nota a la Municipalidad, etc. Esta debería controlar la habilitación de los locales. La denuncia está hecha”, concluyó la abogada Balenzuela.
Al respecto ya se inició una investigación para tratar de determinar quién arrojó la piedra que lesionó a la joven en la fiesta que se desarrolló en el salón de los judiciales. “Es una irresponsabilidad, podrían matar a alguien”, dijo Ana María Balenzuela a El Tribuno.
