El juez de la Sala VII del Tribunal de Juicio en feria, Javier Aranibar, le impuso la obligación de fijar domicilio y someterse al cuidado de la Dirección de Inserción Social y Liberados de Salta. Además deberá abstenerse de concurrir a los lugares donde concurra la víctima y su grupo familiar y de tener contacto por cualquier medio de comunicación con ellos.
Tendrá prohibido ejercer actos de violencia física o psicológica en su contra y deberá abstenerse de consumir estupefaciente y de abusar de la ingesta de bebidas alcohólicas. Finalmente deberá realizar tratamiento psicológico para el control de sus impulsos.
Estas reglas de conducta son de cumplimiento obligatorio durante dos años. En caso de incumplir alguna podría dejarse sin efecto la condicionalidad de la pena, que sería efectiva.
En el fallo también se ordenó la realización del examen genético del condenado y su posterior incorporación al Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a delitos contra la integridad sexual y al Registro Provincial de Condenados vinculados a delitos contra las personas y contra la integridad sexual. Finalizada la audiencia de juicio abreviado recuperó su libertad.
El hecho sucedió el primer día de este año, cerca de las 4 de la mañana. Marín se presentó en el domicilio de su expareja y la llamaba desde la calle. El padre de la joven salió y él se retiró del lugar, pero luego volvió y se quedó en un pasillo.
Cuando la víctima se asomó junto a su madre, él la amenazó y la golpeó. La joven contó que el imputado tenía aliento etílico y le pedía su madre que le preste un cuchillo para suicidarse. La mujer llamó al Sistema de Emergencias 911 para que el acusado se retire.
Unas horas más tarde él volvió y entró en la casa por una ventana que da a la calle, ingresó en la habitación de la víctima y se acostó a su lado. En ese momento la abrazó y comenzó a abusar de ella, que logró zafarse. Sus padres acudieron a su ayuda y lo detuvieron hasta que llegó la policía.