Un hombre de 30 años murió y al menos cinco personas resultaron heridas, entre ellas dos menores de edad, en un brutal tiroteo ocurrido la noche del sábado en el barrio Ludueña, Rosario. Se trata del tercer ataque en cuatro días en la zona.
Según comentaron los testigos, la víctima fatal era absolutamente ajena a las disputas entre las bandas de narcotraficantes y habría sido baleado por error.
Todo comenzó cerca de las 21:00 de ayer, cuando los agresores pasaron a bordo de una moto y balearon el frente de un búnker de drogas lindero a la plaza, en las calles Magallanes y Vélez Sarsfield. Desde el jueves se registraron ataques por una presunta “guerra” entre narcos por el control de la zona. A metros, un grupo de jóvenes vendían empanadas después de jugar fútbol cuando quedaron en el medio del intercambio de disparos entre las dos bandas.
La víctima fatal fue identificada como Esteban Fernando Cuenca, que falleció antes de ingresar al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). El hombre de 30 años tenía heridas de arma de fuego en el tórax y la ingle. El fiscal Adrián Spelta presume que los delincuentes armados lo mataron por error cuando llegaron en busca de otro hombre.
En cuanto al resto de las víctimas, un nene de 9 años sufrió una lesión en la pierna izquierda por el roce de un proyectil. Lo atendieron en el Hospital de Niños Zona Norte. Los médicos del Hospital Alberdi hicieron el mismo diagnóstico de una chica de 12 años a la que observaron junto al resto de las personas heridas. Todas se encontraban fuera de peligro.
Durante el procedimiento, el gabinete de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) recogió varias vainas servidas y salió a buscar testigos para reconstruir lo ocurrido.
Quién era Esteban “Chuchu” Cuenta, la víctima fatal de la balacera
“El Chuchu” formaba parte de “Los Pibes de Ludueña”, un grupo de fútbol amateur de una de las zonas más castigadas por el aumento de las balaceras y los crímenes en Rosario. Cerca del sitio donde lo acribillaron se puede ver el escudo del equipo pintado en una ochava. En el momento del ataque iban a vender empanadas, querían usar el dinero recaudado para asegurarse el viaje a un torneo.
Esteban tenía una hija y supo trabajar en Defensores Unidos, un club de la zona en el que también lamentaron el homicidio injusto. “No lo puedo creer todavía. Volá alto, amigo de mi alma. Las canchas te van a extrañar y nosotros, también”, escribió uno de quienes lo conoció en el predio cercano a las vías del ferrocarril.
El ataque tuvo enorme repercusión en Facebook. Uno de los integrantes de “Los Pibes de Ludueña” comentó: “Un domingo que juegue el Defe no va a ser lo mismo sin vos. Alentalos de allá arriba, descansá en paz y gracias por sacarnos siempre una sonrisa a todos”.