La Prefectura Naval secuestró cerca de 730 kilos de marihuana en dos procedimientos en la provincia de Misiones. El hallazgo se produjo pocos días después de un operativo, donde agentes de la misma fuerza encontraran 5 toneladas de marihuana dentro de un camión en la ciudad local de Apóstoles, con destino al conurbano bonaerense. Aquel procedimiento incluyó los arrestos cinco miembros de la banda narco. El líder continúa prófugo.
De esta manera, el último hallazgo ocurrió en la localidad de Santo Pipo cuando una patrulla de la Prefectura detectó, a la altura del kilómetro 1.669 del río Paraná (Arroyo Ñacanguazú), que la tripulación de una embarcación proveniente del Paraguay arrojó bultos hacia la costa argentina y regresó a su país de origen.
De inmediato, los efectivos de la PNA se dirigieron por agua al lugar y lograron encontrar 23 bultos. Con el apoyo de un perro detector de estupefacientes, se comprobó que se trataban de 706 paquetes de marihuana, con un peso de casi 687 kilos, que fueron secuestrados por orden de la Fiscalía y el Juzgado Federal de Oberá.
Por otro lado, personal de la Delegación de Inteligencia Criminal e Investigaciones de Prefectura Santa Ana y de la Prefectura Candelaria, apostados estratégicamente en el kilómetro 1.601 del río Paraná, observó aguas abajo, con la ayuda de la cámara térmica de visión nocturna, la llegada de una embarcación hacia la costa argentina y su inmediato retorno al Paraguay.
Presumiendo que estaban frente a un ilícito, los prefectos se acercaron al área y hallaron dos bultos con 45 panes de marihuana, con un peso de más de 43 kilos. Allí intervino la Fiscalía Federal N 1 de Posadas.
El martes pasado en la ciudad misionera de Apóstelos se encontraron cinco toneladas de marihuana ocultas en un camión que se dirigía al conurbano bonaerense. El departamento de Inteligencia y Narcotráfico de la PNA realizó ocho allanamientos, por orden Juzgado Federal N°2 de Morón, a cargo de Jorge Ernesto Rodríguez, entre el conurbano bonaerense, la Ciudad de Buenos Aires y en Misiones para desbaratar a una banda narco que traficaba marihuana. En los operativos secuestraron 189 bultos con ladrillos de marihuana y 17 bolsas con cogollos; con un peso total de 5.139,20 kilos. Incluso, dinero en efectivo, armas, vehículos y teléfonos celulares.
Allí, detuvieron a Pablo Mariano Mamamani, de 36 años; Alberto Otazu Báez, de 40, de nacionalidad paraguaya; Pedro Javier Gamarra Martínez, de 40, paraguayo; Jonathan Gamarra Paredes, de 19, paraguayo, y Ezequiel Uranga, de 37. Todos se encuentran encerrados en un calabozo y se negaron a declarar frente al juez Rodríguez.
La investigación comenzó hace un año y medio tras una denuncia anónima que indicaba las maniobras para traficar marihuana que la banda realizaba: cruzaban la marihuana en barcazas desde de Paraguay, la escondían en camiones y luego la llevaban a la zona Oeste del Gran Buenos Aires, para finalmente distribuirla en distintos puntos del Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires.
El juez Rodríguez ordenó a los agentes de la PNA para que realizaran tareas de seguimiento a los sospechosos e intervinieron sus teléfonos. Así, identificaron a los miembros de la organización narco.
Con las tareas de escuchas, los detectives notaron que durante varios meses la organización se “guardó”, ya que sospechan que uno de los cargamentos había sido interceptado en otros operativos por la Gendarmería. Hasta que pocos días atrás, el líder volvió aparecer. De acuerdo a lo que indicaron, “necesitaba dinero”.
Así, en una de las escuchas, el prófugo menciona el acuerdo con Benítez, el chófer, por la suma de cinco millones, para transportar las cinco toneladas desde Apóstoles hasta la localidad bonaerense de Ituzaingó. Con el dato, confirmaron que la banda había vuelto a la acción y se dispusieron a realizar los operativos.
De manera encubierta siguieron al camión conducido por Benítez, al mismo tiempo, otro grupo de agentes rodearon una camioneta Toyota Hilux y una Renault Logan, ambos vehículos, con dos miembros de la banda en su interior, en el trayecto iban a hacerle a Benítez de “punteros”. Una práctica habitual en este tipo de secuencias. Uno de los autos va varios kilómetros por delante y avisa si hay controles policiales, el otro se posiciona por detrás y hace de seguridad, ya sea por si los persigue la Policía o alguna otra banda los intenta mejicanear.
Una vez que llegó la orden desde el Juzgado N°2, los efectivos los interceptaron. Benítez, cuando vio las sirenas de los patrulleros, se vio dentro de un calabozo y confesó inmediatamente lo que traía entre los fardos de alfalfa. Sus cómplices no pudieron hacer mucho más y todos terminaron detenidos.
Al mismo tiempo, se produjeron allanamientos en el Conurbano y en la villa Zavaleta, donde vivía el líder, que escapó. Mientras que en un domicilio en Ituzaingó arrestaron a Uranga con 180 mil pesos y una pistola calibre .22.