La jueza federal de Garantías de Tartagal, Ivana Soledad Hernández, dio curso este miércoles a la formalización de una investigación penal contra el sargento de Gendarmería Nacional Jorge Flores y su tío, el panadero Héctor Flores, acusados de participar en una maniobra de tráfico de estupefacientes. El caso se originó en septiembre del año pasado, a partir de la detención de un conductor que transportaba casi 10 kilos de cocaína ocultos en una bolsa de harina, en la ruta nacional 50, cerca de Orán.
El fiscal federal Marcos Romero, a cargo de la sede descentralizada de Orán, fue quien impulsó la investigación que llevó a los recientes allanamientos realizados en Orán y en Santiago del Estero. Ambos imputados fueron detenidos el martes pasado por efectivos de la División Investigaciones Complejas contra la Narcocriminalidad (DICON) de Orán y Capital, junto con la Sección Aguaray de Gendarmería Nacional.
Durante la audiencia, Jorge Flores se identificó como sargento de la Gendarmería Nacional, con destino en el Destacamento Móvil N°5 de Santiago del Estero, y reconoció su parentesco con Héctor Flores, residente en Orán. La jueza autorizó los peritajes a cinco teléfonos celulares secuestrados en los procedimientos y dictó prisión preventiva por 60 días para ambos, tal como lo había solicitado el fiscal.
El hecho que motivó la causa ocurrió el 17 de septiembre de 2024, cuando la División Vial de la Policía de Salta detuvo un Citröen C4 que circulaba por la ruta 50. En el baúl del vehículo se halló una bolsa de harina con diez paquetes de cocaína, que totalizaban casi 10 kilos de una pureza del 84 %. Esta cantidad permitiría obtener más de 307.000 dosis.
El conductor, identificado como Sergio Peralta, fue detenido y su celular reveló una red de vínculos que incluía a los Flores. Peralta fue posteriormente condenado a tres años de prisión en suspenso mediante un acuerdo pleno.
Las imágenes obtenidas del sistema de videovigilancia del 911 mostraron al conductor ingresando a la panadería donde trabajaba Héctor Flores, en calle Alvarado al 600, y saliendo minutos después con una bolsa de harina coincidente con la secuestrada. Posteriormente, se estableció que el destino final del estupefaciente era Santiago del Estero, donde el gendarme Jorge Flores esperaba el cargamento para su traslado.
En otras comunicaciones interceptadas, el gendarme manifestó su preocupación por la desaparición del vehículo con la droga, sospechando incluso que el conductor podría haberse quedado con el cargamento.
Al momento de su detención, a Héctor Flores se le incautaron dos envoltorios con 10 gramos de cocaína, un arma de fuego, 1,2 millones de pesos, 2.000 dólares y cuatro teléfonos celulares. Además, un perro antinarcóticos marcó la presencia de residuos de estupefacientes en un sector de la panadería, donde se habría ocultado la droga antes de su traslado.
El fiscal Romero fundamentó el pedido de prisión preventiva por la gravedad del delito, el riesgo procesal de fuga y entorpecimiento de la investigación, y las capacidades de los imputados para eludir la justicia, considerando tanto su conocimiento de la zona como su situación económica.
La defensa del panadero no objetó la medida, mientras que la del gendarme solicitó arresto domiciliario por motivos familiares de salud, que no fueron acreditados. La jueza rechazó ese planteo, ratificó la prisión preventiva y resaltó la responsabilidad del Estado nacional de combatir el narcotráfico conforme a compromisos internacionales.
La causa continúa bajo investigación, con el análisis de los celulares secuestrados y la identificación de otros posibles implicados.