Apenas 45 días pasaron del 10 de diciembre de 2023, el día de la asunción de Javier Milei como presidente. Y ese es el tiempo que tardó la CGT para realizar su primer paro general con el nuevo Gobierno.
Es un récord que, incluso, supera al ex presidente Fernando De la Rúa, que sufrió su primera huelga masiva recién a los 92 días, es decir, tres meses. Un dato es aún más elocuente: el anuncio de la medida de fuerza se hizo el 28 de diciembre, a tan sólo 18 días de haber asumido el líder de La Libertad Avanza.
Desde el retorno de la democracia en 1983, los paros generales convocados por la CGT han sido una constante en el escenario sindical. Esta estrategia, que ha demostrado ser desgastante y afectó notablemente a diversos gobiernos. De las 43 huelgas lideradas por la CGT hasta la fecha, 28 se llevaron a cabo durante administraciones no peronistas. Además, durante los años electorales, los gobiernos no peronistas registraron el doble de paros generales en comparación con sus contrapartes del PJ.
En orden cronológico, Raúl Alfonsín enfrentó 13 paros generales; Carlos Menem, 8; Fernando De la Rúa, 8; Eduardo Duhalde, 2; Néstor Kirchner, 1; Cristina Kirchner, 5; Mauricio Macri, 5; Alberto Fernández no enfrentó ninguno y Javier Milei ya tiene el primero.
Ese ránking, que ahora se actualiza, fue realizado por el Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral. Según esa investigación, la CGT convocó en promedio el primer paro a los presidentes no peronistas a los 275 días de iniciada su gestión. En contraste, los mandatarios peronistas experimentaron su primer paro general después de 1108 días en el poder.
El récord de paros generales lo mantiene Raúl Alfonsín, que sufrió 13 protestas de ese tipo promovidas por la CGT durante sus cinco años y medio de su gobierno, siempre con el impulso de su titular, Saúl Ubaldini, el dirigente cervecero que representó la más dura oposición que tuvo la administración radical y detrás del cual se encolumnó un peronismo dividido (como casi siempre en la historia).
El mandatario radical tuvo su primer traspié con la frustrada Ley de Reordenamiento Sindical, bautizada como la “Ley Mucci” por el primer ministro de Trabajo del alfonsinismo, Antonio Mucci, un ex dirigente gráfico. Proponía una mayor democracia en los sindicatos, con la participación de las minorías y limitación de las reelecciones. El proyecto se frustró por un solo voto en el Senado. Ese fue el comienzo de una relación tensa entre Alfonsín y el sindicalismo. Los 13 paros se convirtieron casi en un acto de hostigamiento, aunque las dificultades económicas y sociales marcaron a fuego la gestión del primer gobierno democrático desde 1983.