“Las cosas que pasan en la provincia no le llegan, se las filtran”, aseguró una vez un diputado provincial a este cronista. “Formaron un cerco en torno a su figura, no tiene idea de lo que pasa en Salta”, cerró la misma fuente. Lo cierto es que lo sepa, o no, desde el inicio de su mandato Gustavo Saénz se mostró distante del pueblo que le otorgó la gracia del 53% de los votos del padrón electoral provincial. Y aun así, con solo dos años y medio de gestión no se recuerda mayor empobrecimiento y polarización social en la historia de la provincia de Salta.
La noticia intento venderse con bombos y platillos. El gobernador Gustavo Sáenz participó en los últimos días de la convención “Prospectors and Developers Association of Canada (PDAC)”, que se realiza en Toronto, Canadá. Suena espectacular, pero a los fines nobles hay que aclarar que solo es algo así como una Ferinoa de mineros. Un paseo con cafecitos caros por donde pavonearse, más allá de los negocios que, en sí, de todos modos terminarán por cerrarse ya que Salta es una de las tierras bendecidas con litio. No vendrá la General Motors a montar una planta de fabricación de vehículos, mucho menos será Intel la que se establezca para producir chips y generar miles de puestos de trabajo. Ya todos sabemos que el negocio de la minería es un negocio redondo, pero solo para unos pocos elegidos.
¿Por qué lo hizo? Evidentemente en un ataque de celos. Días antes, la intendenta capitalina había participado del encuentro anual de la Cumbre Internacional de líderes en las ciudades de Washington D.C., Denver y Phoenix, de Estados Unidos. Para peor, todos los gastos fueron cubiertos por el gobierno del país del norte. Había interés en su presencia. Sáenz, en cambio, fue un asistente más a una convención en la que se tratan temas que no comprende ni maneja.
Ni hablar de la visita del Embajador de los Estado Unidos a la provincia, en donde se lo vio requiriendo la ayuda de un traductor mientras Bettina Romero conversaba fluidamente con Mr. Marc Stanley. Poco amor propio, ausencia de seguridad en sí mismo. La acción del primer mandatario salteño suena a “Quiero un juguete más grande”.
La friolera de 46 mil dólares da un cambio a la fecha de $9.936.000 (nueve millones novecientos treinta y seis mil pesos). Ese es el monto destinado solamente a trasladar al gobernador salteño hasta su casa. El resto de los gastos es de índole desconocida, como la mayoría de los gastos de su gestión. Y tal vez por eso la desesperación por aprobar la Emergencia Sanitaría a mano alzada y sin la presencia de su ministro de Salud en la Cámara Baja. Sáenz necesita reasignar partidas. Sin un plan de gobierno establecido (su próximo lema de campaña podría ser tranquilamente “Gustavo Saénz 2023, Vamos Viendo”) y ante el constante despilfarro de recursos en nimiedades que contrastan con las urgentes necesidades del pueblo salteño, al hombre le será muy difícil mantener la gobernabilidad en una provincia que se le presenta cada vez más agresiva.
El loco de la calesita
Pero no solo de viajes vive el hombre. Hace menos de un mes, por fin se inauguraba la única obra llevada a cabo con fondos provinciales: una calesita y un trencito para el Parque del Bicentenario. Y decimos "la única" porque no consideramos como obra pública la masiva venta de adoquines que lleva a cabo en el interior provincial en beneficio de la empresa ABE S.A. propiedad de su Coordinador de Enlace Político, Pablo Outes.
El tren costó 55 millones de pesos, en tanto que el carrusel unos 86 millones. Casi 140 millones de pesos en puro pan y circo, y en desmedro del sistema de salud del norte provincial, que aun padece la otra emergencia, la Sociosanitaria, de la que muy poco se habla. Por solo tomar un -doloroso- ejemplo, hace apenas una semana, las estadísticas engordaban nuevamente sus cifras. Una niña de dos años fallecía por causas relacionadas a la desnutrición.
Gustavo Saénz lleva ya más de dos años como gobernador de Salta y la situación de pobreza estructural, hambre y desnutrición, continúa en ascenso. En los primeros 3 meses del 2022 fallecieron 70 niños, de los cuales 48 pertenecen al chaco salteño. Ya conocemos porqué mueren allí los niños. No hace falta redundar. Sin embargo, el primer mandatario pasea por Canadá en un avión sanitario. A veces tambien lo hace en trencito o en carrusel.
Saénz debería tener cuidado, ya que podría caerse del caballo si sigue dando tantas vueltas en su propia calesita y girando sobre si mismo, sin ir a ningún lado.
