La Argentina enfrenta este domingo las elecciones con mayor incertidumbre de toda la democracia. ¿Cómo llega cada candidato? ¿Qué tiene la gente en la cabeza a la hora de votar? ¿Economía o corrupción? ¿Y qué país nos espera el lunes? Todas estas son las preguntas que resuenan en las mentes de las 35 millones de personas habilitadas para votar.
Elecciones 2023: cómo llega cada candidato
- Javier Milei: desde un primer momento, el libertario acertó en su política comunicacional. “Dolarización y casta”. Desde el primer momento, esas fueron las dos palabras que utilizó Milei para llamar la atención de todo el electorado. Penetró rápidamente y mantuvo ese discurso. Más allá de sus contradicciones respecto de los plazos para dolarizar; o de su alianza con Luis Barrionuevo -parte de la “casta”-; los dos conceptos permearon. Dolarización es una palabra que remite a la estabilidad, al “uno a uno”, aunque no tenga nada que ver con eso. Y la casta simboliza el hartazgo que tiene la gente con políticos ineficaces.
- Patricia Bullrich: la candidata de Juntos por el Cambio fue creciendo en volumen. La coalición se desgranó durante meses por los cruces interminables con Horacio Rodríguez Larreta. Una vez superada la interna se notó que Larreta había quedado muy afectado, y a Bullrich se la vio durante dos semanas muy sola. Pero finalmente empezó a mostrar los equipos: sumó a Carlos Melconian como su posible ministro de Economía y terminó incorporando al jefe de Gobierno porteño como su eventual jefe de Gabinete. Bullrich también consiguió la figurita difícil de Mauricio Macri, quien durante mucho tiempo había coqueteado con Milei y le hizo algunos guiños al libertario, pero finalmente terminó siendo muy claro en su apoyo a Patricia. “Es la única que tiene equipos y una propuesta que se puede llevar a cabo. Milei es una fantasía y Massa es el fracaso”, planteó Macri. El expresidente fue a hacer campaña a Córdoba, en Pergamino y acompañó a Bullrich en el cierre, en Lomas de Zamora. Resta saber si ese volumen político se traducirá en votos.
- Sergio Massa: desde un primer momento, Cristina Kirchner se mantuvo ajena a la campaña. La última foto de los dos juntos fue la del avión (piloto y copiloto) al frente de un simulador de vuelo. De ahí en adelante, CFK se mantuvo ausente en los actos públicos y ayudó a armar la propuesta de Unión por la Patria, pero no apareció en la campaña. Ahí comenzaron los problemas: Máximo Kirchner con La Cámpora y, por otro lado, los movimientos sociales. Finalmente, los movimientos sociales terminaron apoyando a Massa y La Cámpora se mostró un poco más reticente. Toda esta situación se agravó cuando estalló el caso de Martín Insaurralde y el escándalo de la corrupción. Máximo e Insaurralde, el jefe de gabinete de Axel Kicillof, quedaron muy heridos. En el anteúltimo acto que tuvo lugar en Sarandí, La Cámpora estuvo presente. Entró tarde al estadio de Arsenal y terminó en un acto con una tónica distinta. Su último acto fue mucho más austero, en una fábrica. Massa se quiere mostrar como el presidente de los trabajadores. Esa fue la tónica que intentó dar, llevando adelante la “campaña del miedo”, básicamente polarizado con Milei.
- Juan Schiaretti: el gobernador cordobés es un presidenciable que hizo campaña partiendo de su provincia como un modelo extrapolable a toda la Argentina, haciendo hincapié en la economía de las pymes y en un concepto de “país normal”. A lo largo de los dos debates logró crecer, aunque sigue muy lejos de la punta. Seguramente las encuestas puedan aportarle algún punto adicional porque terminó visibilizándose como un dirigente serio.
- Myriam Bregman: la candidata de izquierda, última en todos los sondeos, nunca se corrió del eje de criticar al FMI y al capitalismo.
Qué tiene la gente en la cabeza a la hora de ir a votar
¿Qué prevalece? ¿La economía o la corrupción? La economía navega en una situación continua de crisis desde hace años y la inflación no paró de subir: hace meses estaba en 6%, después creció al 7.4%, y los últimos dos meses superó el 12%. El dólar fue creciendo hasta llegar a tocar los 1050 pesos por dólar. Lo que indica que las carteras de los inversores buscaron dolarizarse y precaverse frente a la posibilidad de un nuevo salto.
Por más de que Massa diga que no habrá una devaluación y hasta el 15 de noviembre el tipo de cambio oficial seguirá en 350 pesos; después de lo que ocurrió el 14 de agosto, con un salto del valor del 22%, tanto las carteras de los inversores como los pequeños ahorristas prefirieron refugiarse en el dólar.
Es probable que la economía tenga un peso decisivo a la hora de votar, pero también hay que tener en cuenta que Massa inyectó el “Plan platita”: eximió el impuesto a las ganancias a los trabajadores que ganan menos de 2 millones de pesos y en eso cumplió con una promesa de muchos candidatos. Después introdujo el “compre sin IVA” y toda una política de bonos y subsidios para distintos sectores sociales. Ese plan ayudó a que en septiembre el consumo pudiera crecer 8,5%, según la consultora Esencia. ¿Cuál es el peso de ese consumo? La gente entró a consumir para prevenirse frente a una subida de precios. Lo cierto es que el Plan platita posiblemente haya tenido algún impacto en la intención electoral de los votantes. La pregunta es qué va a pesar más en la economía, ¿la alta inflación o el Plan platita?
Sobre el final de la campaña se sumó otro factor, el del “yategate” de Martín Insaurralde. ¿Cuánto puede influir en las urnas un escándalo de corrupción? La Argentina atravesó muchas épocas de alta corrupción, por ejemplo, durante el gobierno de Carlos Menem, y sin embargo, frente a la estabilidad económica, la gente lo dejó de lado. ¿Qué va a pasar ahora? ¿La corrupción se va a sumar al peso que pueda tener la economía, o va a ser un factor obviado por la gente? Naturalmente, la oposición intentó aprovecharlo. Sobre todo Patricia Bullrich hizo campaña en las últimas dos semanas haciendo hincapié en el “yategate”.
