En un nuevo capítulo de maniobras bochornosas, cuatro concejales de Orán impidieron con su voto negativo el llamado a elecciones democráticas para la Convencional Constituyente que buscaba actualizar la Carta Orgánica Municipal.
El llamado a elecciones requiere una ordenanza del Concejo Deliberante para que el Tribunal Electoral establezca la fecha del cronograma. Para ello, el Concejo integrado por 12 ediles debe obtener 8 votos positivos (dos tercios). El artículo 28 de la actual Carta Orgánica establece: “El presidente del Concejo vota solo en caso de empate o para establecer los dos tercios” (8 votos). El pasado viernes 10 de diciembre, en sesión extraordinaria, la votación arrojó 7 votos afirmativos contra 4 negativos, lo que habilitaba al presidente Héctor Urdapilleta a emitir su voto. Sin embargo, la Secretaria Legislativa, Marisa Nieves, le negó este derecho, apresurando el acto y forzando la proclamación para que la ordenanza quedara rechazada, en lo que se calificó como una maniobra fraudulenta.
Por ejemplo, según la normativa municipal, los cargos de concejales tienen una duración de 2 años y los de intendente de 4 años, ambos con posibilidad de reelección indefinida. Sin embargo, la nueva Constitución Provincial establece que tanto los concejales como el intendente solo pueden ser reelectos una vez, con un máximo de dos períodos de 4 años. Este límite, que busca garantizar la alternancia, es resistido por algunos concejales de Orán, quienes se niegan a debatirlo.
Los concejales Griselda Choque, Alejandra Pato, Javier Antelo y Alexandra Velázquez (esta última vecina de Hipólito Yrigoyen y concejal en Orán, conocida por replicar las prácticas de la intendenta Soledad Cabrera), todos del ex bloque UCR, negaron su voto en la última sesión, permitiendo que quede vigente la antigua Carta Orgánica y, con ello, la reelección indefinida, entre otras contradicciones con la Constitución Provincial.
“Somos el hazme reír de toda la provincia”, sostuvo la concejal Sabrina Gomila durante la sesión tras votar afirmativamente. Gomila considera necesario llamar a una Convencional Constituyente, consciente de la incongruencia entre la duración de su cargo y lo que estipula la normativa municipal.
Por su parte, la concejal Patricia Segovia, que también votó positivamente, coincide en la necesidad de reformar la Carta Orgánica para eliminar la reelección indefinida, ajustándola al límite de dos períodos que fija la Constitución Provincial. “Lamento el voto negativo de los otros cuatro concejales; le hacen mucho daño a nuestra comunidad”, indicó Segovia.
Alejandra Pato, quien recientemente renunció a la presidencia del Concejo tras un mandato controvertido, justificó su voto negativo con una declaración contradictoria: “Estoy de acuerdo con la reforma, pero la voté en contra porque es iniciativa del intendente”.
El Dr. José Ortega, de Asuntos Legales del municipio, aclaró: “Algunos concejales no saben lo que votan. El intendente y los concejales no pueden cambiar la Carta Orgánica; eso lo hacen los Convencionales Constituyentes, elegidos por el pueblo. Estos cargos duran aproximadamente dos meses y no tienen sueldo. Los concejales solo debían aprobar una ordenanza para que el Tribunal Electoral convoque a elecciones. El debate sobre la reforma se da luego en la Convencional, con miembros electos democráticamente”.
El gran tema del cual nadie habla
La Carta Orgánica Municipal de Orán no contiene disposiciones concretas sobre la defensa del medio ambiente, a pesar de que los municipios tienen la obligación constitucional de establecer normativas para su protección. Ante este vacío, empresas privadas actúan sin control sobre los ríos, el agua, la tierra y el aire, generando contaminación. Una reforma permitiría incluir estas cuestiones, movilizando a la comunidad en defensa de sus derechos ambientales. Sin embargo, la inacción favorece a quienes lucran con la falta de regulación.
Finalmente, lo ocurrido en el Concejo Deliberante de Orán expone un bochorno político: cuatro ediles se oponen sin fundamentos, perpetuando una normativa obsoleta que favorece la perpetuidad en el poder y afecta gravemente a la comunidad. A esto se suma la adulteración de normativas legales para impedir votaciones legítimas, dejando en evidencia el deterioro institucional.