Huberto Bourlon, economista, emprendedor y tuitero bajo el alias "el Guiso" (@elguisodebagre), es oriundo de Embarcación, pero radicado en Buenos Aires. Hace unos años su familia sufrió la violencia comandada por Margarita, quien ahora es candidata de Juntos por el Cambio para el puesto de comisionada municipal en la localidad tucumana de El Mollar. Al respecto conversó con Agenda/Salta y narró cómo se sorprendió por la noticia, puesto que ese espacio político, al que adhiere, se caracteriza por los valores republicanos de los cuales carecería la ahora candidata.
"Margarita es una dirigente social tucumana con una historia bastante compleja", explicó Bourlon al inicio de la charla. Entre ellos enumeró tomas de tierras, manejo de patotas, hacerse pasar por cacique. "Es la típica advenediza que aprovecha la causa indígena para conseguir poder", aclaró al tiempo que explicó que la mujer es muy reconocida en los Valles Calchaquíes, y en Salta ya tuvo problemas con la gente de una bodega en Cachi.
Además, Bourlon comentó que tras tener el conflicto con ella en Embarcación, Margarita, en lugar de buscar la solución planteándole un diálogo, optó por venir hasta la capital provincial y encadenarse a un árbol en la plaza 9 de julio a modo de protesta.
"Ayer cuando vi la noticia de que es candidata por un espacio en el cual yo me siento representado, me generó bronca, porque no podemos tener candidatos -en ese espacio ni en los otros- que desconozcan la soberanía nacional, la propiedad privada", se lamentó. Luego exhortó: "Alguien tiene que hacer un filtro previo". "Estamos hablando de un partido republicano que creen en las instituciones, no puedes poner a alguien con semejante pasado encima", remató.
El conflicto
La familia de Huberto tiene tierras en el norte salteño desde hace décadas, y por esos terrenos es que se desató el conflicto con gente dirigida por la ahora candidata Margarita. Según relató, ese campo en Embarcación es una de las últimas reservas grandes de madera en la zona y es explotado de manera sustentable, de manera que después de un período de diez años de explotación, se cierra el campo para que se regenere y es entonces cuando empezaron a poner gente que intentaba ocuparlo.
El entrevistado explicó que decidieron poner vacas para mantener el pasto corto, pero aparecieron 200 personas que dijeron que esas eran tierras ancestrales y que no podían entrar. Hubo una toma del campo por 100 días donde quemaron las instalaciones y hubo violencia. El entrevistado explicó que su familia compró el campo en 1971 con todos los papeles en regla y fueron tratados como si fueran extranjeros sin derechos.
Además, Bourlon señaló: "en este tema de los reclamos de tierra por supuestos originarios, fui como un poco el que destapó una olla que no se veía".