El papelón es supino y la forma de venderlo por parte del Gobierno de Gustavo Sáenz, como un logro de su gestión es vergonzosa. Porque mientras se jacta de haber realizado el gasto con fondos del BID, como esto representara la viveza norteña, no le cuenta a los salteños que, con 180 millones, solucionaba los problemas de agua de una parte de la Misión Chaqueña.
El jueves pasado, se puso en funcionamiento el tren y el carrusel denominado de la alegría, inversión que le costó a lo salteños más de 140 millones de pesos, que demoró seis meses desde su anuncio en el boletín oficial y dos meses de desembarcado en el parque, hasta que por fin, hace menos de una semana, se puso en funcionamiento.
Con una serie de requisitos y una tarifa monetaria para acceder a la atracción, que prometía traer ilusión a los más chiquitos y un momento de recreación, el gusto duró poco, ya que, en el día de hoy por la tarde, una de las piezas que componen al carrusel cedió y se rompió.
Se trata de uno de los caballos que integran la estructura de la calesita, que se quebró y produjo la inhabilitación del juego.
Casualmente, esto sucedió en el marco de la visita del Gobernador al parque, donde se lo pudo ver recorriendo las instalaciones junto al vicegobernador, Antonio Marocco y los ministros de Seguridad y Turismo conjuntamente.
Personal del parque se abocó a la tarea de refaccionar la atracción durante toda la tarde del domingo, donde varios salteños, que habían ido con la intención de conocer la novedad, quedaron postergados