El interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigarán, explicó que el alambrado de 200 metros que se construirá, con una inversión que supera los $36 millones, en la frontera con Bolivia, “era una medida secundaria que no estaba anunciada y trascendió”.
En ese sentido, el interventor se refirió a la respuesta de Bolivia respecto a la medida y celebró que ahora, “emitieron un comunicado desde el gobierno de Bolivia diciendo que el alambrado, al estar dentro del Municipio, no afecta en nada la relación”.
“Estaban mal influenciados, flashearon con Donald Trump por lo que se informaba sobre los deportados de EE. UU. y entendieron mal el tema”, remarcó, y agregó que el alambrado orienta a todos los visitantes de la zona hacia un único lugar: migraciones.
Según Zigarán, antes las personas saltaban un pequeño muro para acceder al país vecino y evitar los controles, por lo que “pasaba todo y nadie controlaba nada”. Pero, desde la implementación del Plan Güemes, “hay gendarmes custodiando ese muro” y, con el cerco que va desde la terminal hasta el puesto de migraciones, “no hay manera de ingresar”.
Por otro lado, Zigarán se refirió al supuesto dueño del terreno donde se construirá el alambrado y afirmó que “Ariel Calderón es un histórico mal comprador de terrenos en Aguas Blancas y no es la primera vez que compra aire”.
En ese sentido, explicó que Calderón compró el 1% de un catastro indiviso, que se representa con una sección de la vereda y calle, por lo que “no puede decir que es su terreno”.
El interventor afirmó por Pasaron Cosas que el supuesto dueño “cree que mediáticamente puede ganar la situación, pero él dialogó con los ‘verdaderos dueños’, una empresa, y están dispuestos a donar la fracción”.