A las 9:20 de Nueva York -11:20 de Buenos Aires-, Javier Milei inició su agenda en los Estados Unidos. Llegó junto a su hermana Karina a “El Ohel”, la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, conocido como “el rebe de Lubavitch” y considerado milagroso. Se trata de una actividad personal del presidente electo, quien luego viajará a Washington DC para mantener encuentros con funcionarios de Joe Biden e integrantes del Fondo Monetario Internacional.
En julio de este año, antes de las PASO, Milei ya había hecho un viaje fugaz para visitar este lugar de referencia para la religión judía, ubicado en el cementerio de Montefiore. Como él, cada año miles de personas -incluidos los principales líderes mundiales- se acercan al lugar para recibir inspiración, vitalidad y orientación.
Anoche en una entrevista televisiva, el jefe de Estado electo anticipó que quería cumplir con este ritual como gesto de agradecimiento.
A las 11:39 de Buenos Aires, luego de rezar frente a la tumba del “rebe de Lubavitch”, Milei se retiró sin hacer declaraciones. Además de su hermana, lo acompañaba el empresario Eduardo Elsztain y Gerardo Werthein, quien sería oficializado en las próximas horas como futuro embajador argentino en los Estados Unidos. “Fue un momento muy emotivo”, describió el diplomático.
Según las diferentes reseñas, Menajem Mendel Schneerson nació el viernes 18 de abril de 1902 en la ciudad ucraniana de Nikolaiev y murió en 1994. Su padre, Rabi Levi Itzjak Schneerson, fue un renombrado cabalista y talmudista; su madre, la Rebetzn Jana, una mujer aristocrática de una prestigiosa familia rabínica.
Fue el séptimo líder de la dinastía de Jabad Lubavitch y se lo define como “la más grandiosa personalidad judía”, porque tomó un reducido grupo jasídico que casi desapareció con el Holocausto y lo transformó en uno de los movimientos más influyentes del judaísmo religioso.