Lo mismo de siempre. El peligro de los animales sueltos, carencia de agua potable, pésimo servicio de luz, falta de seguridad y las obras, tan prometidas en campaña y tan olvidadas durante las gestiones. Los vecinos de La Caldera y la Calderilla están cansados.
Nadie en particular, sino todos, intendente, concejales, diputados provinciales, senador provincial. No se salva nadie. Los barrios están postergados y nadie cree en promesas, se piden hechos, y se los pide inmediatamente.
Ante tanto cansancio, una fuente cercana a este medio aseguró que “ya no soportamos tanto destrato, estos sinvergüenzas prometen el oro y el moro y después lo único que hacen es chorear. La Caldera se está viniendo abajo y nadie hace nada. Si no hay soluciones en las próximas horas cortaremos la ruta, se acabó la posibilidad de diálogo, queremos compromisos firmados y si no pueden dar soluciones, que se vayan”.
Así están dadas las cosas. Las papas queman y ya no hay paciencia. El mensaje es para todos, la sociedad está harta.