Cerrando la semana anterior, el gobierno provincial ofreció a los representantes de los principales gremios docentes de Salta un 5% de incremento salarial para septiembre y noviembre y un 14% para diciembre. La suma de lo negociado al inicio de año, más el incremento propuesto el ministerio de educación y aceptado por los gremios da en torno al 80%, sin embargo, esto no es tan lineal.
Antes del receso escolar el sector de la educación consiguió adelantar a junio y julio la última cuota del aumento pautada para septiembre, por lo que los maestros y todos los empleados públicos completarán en los primeros días de agosto el 45% de aumento acordado en febrero pasado.
En este contexto, el profesor Ignacio Boasso, uno de los referentes más conocidos de Docentes Autoconvocados, y tal vez una de las personas que mejor maneja el intrincado modo en que se conforma el recibo salarial del personal de educación, con los cientos de artículos que inciden en el monto que un docente percibe a fin de mes, dijo que el problema que tienen con las proyecciones inflacionarias de hoy tienen por piso el 80, o incluso, el 85 por ciento. Hace un mes y medio atrás, las proyecciones inflacionarias, antes de esta enorme subida del dólar y la renuncia de Guzmán; "ya te ponían un piso del 75%, hoy el piso lo ponen por el 85%", aseveró el docente, dando a entender que en realidad la inflación esta en crecimiento y que no hay un número real y fijo en el cual pararse al momento de negociar. Esto hace que sea necesario que la situación tenga que revisarse una vez al mes.
Sobre este punto, Boasso aclaró que lo que se viene -muy posiblemente- sea un proceso hiper inflacionario, así, el 80% va a ser claramente insuficiente: "Ellos han puesto la cuota más importante del 14%. En diciembre para que la cobren en enero del año que viene y no impacte en el aguinaldo". El escalonamiento, visto así, ya es de por si perjudicial. Es en los detalles en donde los funcionarios provinciales y la intergremial comienzan a funcionar en conjunto, perjudicando a la docencia.
Asimismo, el profesor autoconvocado afirmó que el Estado se encarga de armar los acuerdos, y en este contexto, este acuerdo consagra un sexto año consecutivo de caída del salario contra la inflación: "Las cosas suben y el Estado recaudan más, entonces, como hacen este esquema de ajustes, no lo trasladan al salario ni a las obras públicas, entonces declaran superávit a finde año, porque ellos hacen su presupuesto estimado".
Boasso señaló también que, si hubiera voluntad política y realmente se ocuparan de los trabajadores, esto tiene una solución matemáticamente simple: "Se extraen los porcentajes acá, se mejora el poder adquisitivo del salario y se aplica una cláusula indexatoria.
Sin embargo, y con muchas luchas en su espalda, Ignacio Boasso sabe que la tendencia es que sean incluso los propios gremios los que vayan en contra del bolsillo de sus afiliados. “Un docente que recién inicia cobra apenas 200 dólares”, asegura, dando un marco a la situación en que se encuentran los trabajadores de la educación al momento de iniciar sus carreras. El monto percibido así por una maestra o un maestro que recién logra insertarse no cubre ni la mitad de una canasta básica.
Sobre la pregunta de cual es la postura que tomarán los autoconvocados (el último bastión de defensa que le queda a la docencia en Salta), Boasso se muestra desilusionado, ya que se está acordando un aumento que en realidad no es tal como lo anuncian: -los docentes- “tienen que entender que, de acá hasta fin de año, vamos a tener tan solo un 66 por ciento, porque el 14% final te lo pagan en diciembre, que lo cobrás en enero y no ves aguinaldo sobre eso”. Ese famoso 14 por ciento es lo que les permite llegar al publicitado acuerdo del 80 por ciento. Realmente visto así, es más un artilugio engañoso que un mecanismo de recomposición salarial. Pierden los docentes.
Además, la fecha en la que se negocia todo, y la negativa que la revisión sea mensual, lleva a que la docencia pierda tiempo y quede desarmada ante una nueva licuación de sus jornales: “Lo que pasa es que esas promesas de instancias de revisión son un verso. Ellos dicen ‘nosotros vamos a poner una revisión de clausula en septiembre y en diciembre’. Suponte que el gobierno te dice a mediados de septiembre: ‘sabes que, no te doy nada’, que vas a hacer ahí ¿vas a salir a hacer medidas de fuerza en octubre? y en diciembre ¿qué vas a salir a hacer medidas de fuerza en enero? ¿vas a hacer paro en vacaciones?”, los ejemplos son clarísimos. La docencia perdió nuevamente.
Sobre la situación de los Docentes Autoconvocados, Boasso es muy crítico: “burócratas vocacionales, terminan haciendo una burocracia de alpargatas, que tomaron una decisión muy extraña. Porque le digo que son burócratas de alpargatas, porque dijeron: ‘No, el acuerdo es una porquería, lo rechazamos, pero volvemos a clase’. Estamos enojadísimos y vamos a ir a trabajar con el ceño fruncido, pero volvemos a laburar”.
Así, y una vez más, otro sector se ve perjudicado. No solo es la inflación con lo que peleamos día a día los argentinos, los salteños. También se pelea contra un estado que privilegia sus propias cuentas ante el derecho a un salario digno, sino también contra la burocracia, aquella que sentada en la comodidad de sus sillones gremiales se beneficia perjudicando a quienes debería proteger. Y como si esto fuera poco, el último bastión de defensa que les quedaba, las asambleas autoconvocadas, que hasta hicieron temblar a un endeble gobierno provincial, engañadas por una segunda categoría de personas que privilegian sus propios intereses a los de sus representados.
La docencia aceptó el trato. Tanto la intergremial como los autoconvocados terminan convalidando el acuerdo propuesto por el saenzcismo. En diciembre, cuando su poder adquisitivo se vea seriamente afectado ya no habrá vuelta atrás. Nuevamente la desunión los hizo perdedores. Ya es tarde.