Cuando el gobierno de Bettina Romero decidió llevar la unidad tributaria de $9,95 a $65 pesos, el camaleónico Martín Del Frari espetó que se había hecho de manera “totalitaria, discrecional y autoconstruida”.
Sin embargo, ahora el gobierno de su nuevo jefe político, Emiliano Durand, decidió llevar la unidad tributaria de 83 a 200 pesos y Del Frari aprobó el impuestazo y tuvo manifestaciones a favor, pese a la promesa de campaña del sector de bajar los impuestos.
Esta vez, para el dirigente de múltiples lealtades (pasó de ser el edecán Sergio Leavy y José Vilariño a ultrasaencista y durancista acérrimo), el impuestazo no es más que una “readecuación” de la tributaria, convalidando el impuestazo a los vecinos, que además tiene el agravante de revisiones mensuales, en el medio de un contexto de crisis económica extrema.
Solo para este mes de diciembre, la inflación, algo que preocupaba al peronista de Emiliano Durand, está proyectada a superar el 30%. La situación es más extrema que cuando el romerismo decidió subir los tributos, pero al concejal, ex fanático kirchnerista, ahora pareciera no importarle.
Queda en evidencia que Del Frari, de pobre actividad legislativa en sus periodos anteriores, tiene una doble vara -o doble moral- para juzgar los actos de los distintos actores. Para el edil el impuestazo de Bettina Romero fue malo y el impuestazo de Emiliano Durand, que en este contexto pareciera ser infinitamente peor, extrañamente parece buena.