Las conductas que afectan de modo negativo a la vida sexual son numerosas. El tabaco, el alcohol, la mala alimentación y el sedentarismo son algunos de los ejemplos más conocidos. Sin embargo, existen otros hábitos que también impactan a la hora de la intimidad y que es posible erradicar.
Por eso, el acceso a la información no es una cuestión menor. Según la Organización Mundial de la Salud, “la salud sexual es un aspecto fundamental para la salud y el bienestar generales de las personas, las parejas y las familias, así como para el desarrollo económico y social de las comunidades y los países”.
Para la OMS, “la salud sexual, considerada afirmativamente, requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras”.
Bárbara García, médica ginecóloga y obstetra especialista en sexualidad (en Instagram, @sexualidadeslibres), aclaró a Clarín que si bien los hábitos nocivos para con la salud sexual son muchos, hay cuatro conductas a destacar según su orden de frecuencia: en primer lugar, habló de la alimentación con excesivos ultraprocesados; en segundo, la falta de actividad física (es decir, el sedentarismo); tercero, el consumo de alcohol y, finalmente, el tabaquismo.
La salud sexual requiere tener experiencias sexuales placenteras y seguras. Foto ilustración Shutterstock.
Malos hábitos y vida sexual: cuáles son sus consecuencias
La mala alimentación, el sedentarismo, el consumo de alcohol y el tabaquismo afectan al sistema cardiovascular, alterando el funcionamiento del corazón como encargado del bombeo de sangre a todo el cuerpo, explicó García.
Estos hábitos generan también que las venas y arterias se vean afectadas en sus paredes, lo cual altera la nutrición de los tejidos que las rodean.
“Es importante entender que no solamente necesitamos los tejidos de la zona genital sanos, sino también los de nuestros pezones, cuello, orejas y todas las zonas erógenas. Para sentir deben tener sus nervios nutridos mediante el aporte sanguíneo, sus músculos tonificados y sus mucosas con secreciones para evitar el dolor a la fricción”, amplió la especialista.
Disfunción eréctil y disminución del deseo sexual, entre las problemáticas asociadas a los malos hábitos. Foto ilustración Shutterstock.
Las consecuencias directas de estas prácticas son, entre otras, la disfunción eréctil y la disminución del deseo sexual asociado a la sequedad vaginal o al dolor a la penetración por alteración de los tejidos de vulva y vagina.
Los 8 hábitos que atentan contra la sexualidad
Adrián Rosa, médico sexólogo clínico (en Instagram, @doctor.adrianrosa), enfatizó que la sexualidad excede a la genitalidad y a la penetración. En ese marco, invitó a reflexionar por fuera de la mirada coitocentrista y a tener en cuenta que “la sexualidad es mucho más que eso” y abarca también todo lo que cada persona decida disfrutar en soledad.
Tras esa aclaración, enumeró ocho hábitos a evitar en pos de una vida sexual plena:
El cigarrillo puede generar disfunciones eréctiles. Foto ilustración Shutterstock.
1- El cigarrillo: diferentes estudios afirman que puede afectar tanto a personas con pene como a personas con vulva. Los mismos señalan que el cigarrillo disminuye la movilidad de los espermatozoides, así como también puede generar disfunciones eréctiles. En personas con vulva puede dificultar la excitación y la lubricación.
El exceso de alcohol también puede derivar en dificultades para la erección. Foto ilustración Shutterstock.
2- El alcohol: el exceso de alcohol tiene un efecto inhibitorio que puede derivar en dificultades para la erección en las personas con pene y en la disminución de la líbido o del deseo sexual en las personas con vulva.
La marihuana puede generar menor lubricación vaginal. Foto ilustración Shutterstock.
3- Las drogas: la cocaína puede generar tanto disfunción eréctil como priapismo, que es cuando el pene se mantiene erecto y doloroso durante mucho tiempo. También genera disminución de la lubricación en personas con vulva. La marihuana, en tanto, puede generar menor lubricación vaginal, con dolor, irritación y molestias en la penetración. Además, puede alterar los niveles de testosterona en personas con pene.
La vida sedentaria y la mala alimentación pueden modificar los niveles hormonales que afectan la sexualidad. Foto ilustración Shutterstock.
4- El sedentarismo: la vida sedentaria, la falta de actividad física y la mala alimentación pueden modificar los niveles hormonales que afectan la sexualidad y la capacidad física. Todo esto puede generar también disfunción eréctil y disminución del deseo sexual.
La adicción al trabajo atenta contra el deseo sexual. Foto ilustración Shutterstock.
5- La adicción al trabajo: este comportamiento -característico de la actualidad- puede generar disminución del deseo sexual, así como de los tiempos para estar con otra persona.
La adicción a las redes sociales o a Internet puede reducir el deseo. Foto ilustración Shutterstock.
6- La adicción a las redes sociales o a Internet: esta conducta, que se ve mucho en estos tiempos, puede reducir el deseo de compartir momentos así como las ganas de estar con un compañero o compañera.
Muchas personas utilizan Viagra sin indicación médica con el objetivo de lograr mayor rendimiento sexual. Foto ilustración Shutterstock.
7- El uso indebido del sildenafil (Viagra): muchas personas (sobre todo, jóvenes) lo utilizan mal, sin indicación médica, con el objetivo de lograr un mayor rendimiento sexual. La mezcla de este medicamento con drogas y alcohol es un peligroso combo para la salud.
Es indispensable utilizar preservativo y/o campo de látex en todo tipo de relación sexual. Foto ilustración Shutterstock.
8- No usar preservativo y/o campo de látex: es indispensable utilizar preservativo y/o campo de látex en todo tipo de relación sexual para reducir el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual.