Un reciente estudio arrojó luz sobre la relación entre la edad, el deterioro cognitivo y los peligros al volante. De acuerdo al hallazgo, las personas dejan de conducir en promedio a los 75 años, una cifra que invita a reflexionar sobre la seguridad tanto de los conductores mayores como de terceros.
El informe, realizado por la Fundación Mapfre en conjunto con el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, España, destaca que los cambios cognitivos y físicos asociados al envejecimiento pueden influir significativamente en la capacidad de conducción de un vehículo.
Los problemas de memoria, diagnósticos de demencia, dificultades para manejar el auto y otras afecciones médicas representan las principales razones por las cuales los adultos mayores dejan de conducir, muchas veces de manera forzada o sugerida por su entorno.
A pesar de que esta transición puede ser un desafío emocional para muchos, los especialistas subrayan la importancia de evaluar periódicamente la aptitud para conducir mediante controles médicos y psicofísicos, así como adaptarse a nuevas condiciones. Algunas de las recomendaciones para los mayores de 70 años son evitar conducir en horas pico, bajo condiciones meteorológicas adversas o durante la noche, además de viajar acompañados siempre que sea posible.
Este estudio no solo busca generar conciencia sobre los riesgos de la conducción en la tercera edad, sino también promover un diálogo abierto entre los adultos mayores, sus familias y los especialistas médicos. Porque, más allá de las estadísticas, cada caso es único y, encontrar el equilibrio entre movilidad e independencia es el principal desafío.