La industria cannábica crece poco a poco en Argentina y abre el camino hacia nuevas oportunidades laborales y de negocios. Además de sus propiedades recreativas, la planta ofrece múltiples usos y beneficios. Se trata de un mercado en expansión que avanza al calor de la sustentabilidad y las nuevas prácticas agroecológicas. Cuáles son sus verticales más destacadas a corto y largo plazo.
Días atrás, el Gobierno nacional dio un nuevo paso al lanzar oficialmente la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME). El organismo interministerial será el encargado de impulsar las políticas públicas destinadas hacia la regulación del uso del cannabis medicinal e industrial. Se trata de un nuevo paso en pos de lograr la apertura legal del mercado que permita dejar atrás -en parte- la era punitivista.
Durante la puesta en marcha, el ministro de Economía, Sergio Massa, afirmó que la Agencia “permitirá iniciar una nueva industria en la Argentina que tiene 25.000 aplicaciones distintas que nos va a permitir agregar valor en cosmética, en lo textil, en el petróleo, en una innumerable cantidad de sectores económicos”.
Pablo Fazio, titular de la Cámara Argentina de Cannabis (ArgenCann), en diálogo con Ámbito consideró que la creación de ARICCAME “es un paso fundamental” de cara a la reglamentación de la ley 27.669 -sancionada en 2017- aunque remarcó que se trata simplemente de “un punto de partida después de interminables demoras, ya que el decreto no ha ido más allá de las meras designaciones de funcionarios y la confirmación del Directorio”.
La planta originaria de Asia, de libre circulación y consumo durante buena parte de la historia de la humanidad, cuenta con múltiples beneficios para el cuerpo humano, y sus derivados pueden ser aplicados y transformados para ser utilizados en diversos sectores de la economía.
Para Fazio, el cannabis debe ser analizado desde una perspectiva de “omnitud” ya que constituye por un lado “un fenómeno cultural” y al mismo tiempo ha venido a generar una disrupción en diversas categorías de consumo y diferentes industrias, explicó.
“Además de los usos terapéuticos y medicinales para el tratamiento de una variedad de afecciones y dolencias (dolor crónico, ansiedad, insomnio, glaucoma y enfermedades neurodegenerativas, etc), las fibras extraídas de la biomasa del cáñamo pueden ser utilizadas en la fabricación de productos textiles, papel, materiales de construcción, bioplásticos, biocombustibles y demás”, detalló.
Sus semillas contienen proteínas y nutrientes factibles de ser utilizados en productos alimenticios y bebidas, en lo que se denomina "novel foods". “También puede usarse en productos cosméticos y de cuidado personal como cremas, aceites y lociones”, agregó Fazio.
Otros desarrollos
De acuerdo a cifras del Ministerio de Desarrollo Productivo, la industria del cannabis tiene el potencial de generar un negocio de u$s500 millones y 10.000 empleos en una primera etapa. “Eso tan sólo en el mercado interno y su uso medicinal”, explicó Fazio.
Desde ArgenCann proyectan exportaciones por u$s1.000 millones en diez años si, además del medicinal, se avanza en la generación de valor de otros rubros. Allí entrarían a jugar otros sectores como alimentos, bebidas, productos balanceados o veterinarios, suplementos dietarios y la utilización de la biomasa del cáñamo para diversas aplicaciones, como celulosa de papel, fibras plásticas y textiles, enumeró Fazio.
A partir de la semilla se abren tres posibilidades de derivados: la producción de una pasta con distintos usos (alimento balanceado para animales), su transformación en alimentos para consumo humano de distintos tipos (aderezos, aceites para cocina, margarina, etc) y la fabricación de aceites para higiene personal (jabones, shampoo, geles de baño, cosméticos, bálsamos) o productos industriales (pinturas, barnices, lubricantes, combustibles, tintas para imprimir, solventes).
Dentro de ese espectro aparece Rejoy, una bebida a base de plantas y cannabis creada por los argentinos Diego Belbussi, Martín Moresco y Sebastián Sánchez que se comercializa en el mercado estadounidense. Infusionada con 20 mg de CBD (obtenido de cáñamo orgánico, cultivado bajo luz solar y sin pesticidas), su consumo permite reducir dolores e inflamaciones, aliviar el estrés y bajar la ansiedad. Como esta, hay otros cientos de emprendimientos que aguardan la luz verde para desembarcar en Argentina.
Pese a los avances en la materia, hasta el momento no fue aprobado el uso del cannabis en alimentos y bebidas, aunque es una posibilidad que se encuentra bajo análisis de parte del Gobierno. “En diciembre la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) mantuvo una reunión encabezada por la ministra de Salud, Carla Vizzotti, donde se analizó la posibilidad de utilizar el Cannabis Sativa L en alimentos y se estudia su incorporación en el Código Alimentario Argentino (CAA)”, explicó Fazio.
Además de la semilla, también puede obtenerse beneficios del tallo, ya que su fibra tiene propiedades útiles para la industria textil a través de productos de consumo habitual (indumentaria, pañales, telas, calzados, denim, bolsos) o industrial (sogas, redes, lonas, alfombras, geotextiles) o distintos tipos de papeles (para impresión, filtros, papel de diario, cartón o material para empaques).
Otro de los sectores que puede usufructuar los beneficios de la planta es el de la construcción ya que el tallo permite fabricar uno de los materiales más codiciados como es el concreto de cáñamo, también conocido como Hempcrete, una especie de hormigón que puede ser utilizado en todo tipo de proyectos ya que soporta el peso de minerales como la piedra y el ladrillo.
Mariano Percivale, socio fundador de Chanvre (empresa fabricante y exportadora de anteojos de cáñamo) y miembro de Proyecto Cáñamo, asociación civil que promueve la agenda del cannabis y sus múltiples usos en Argentina, se expresó al respecto. “Los beneficios de la construcción con cáñamo son diversos. Se trata de un producto con baja conductividad térmica y de sonido, lo que lo convierte en un buen aislante, tanto de temperatura como de ruidos”, explicó.
Beneficios medicinales
Una de las aplicaciones más populares de la planta – exceptuando su uso recreativo- se da en el sector de la salud. Gonzalo Carrasco, cofundador junto a otros cuatro argentinos del marketplace de aceites y derivados de cannabis DrGea - radicado en Colombia-, habló con este medio y explicó las ventajas que proporciona la planta.
“El cuerpo humano posee un sistema endocannabinoide (SEC) encargado de mantener el equilibrio general. La flor de la planta de cannabis tiene diversos componentes activos llamados cannabinoides, siendo los más conocidos y estudiados hasta el momento el CBD (cannabidiol) y el THC (tetrahidrocannabinol). Estos son muy parecidos a los que produce el cuerpo, razón por la cual el cannabis ayuda a optimizar el sistema endocannabinoide y como consecuencia contribuye al equilibrio general”, aseguró Carrasco.
Los avances científicos realizados en el Siglo XX por el búlgaro-israelí Raphael Mechoulam, famoso por haber logrado sintetizar químicamente las propiedades de la planta, sentaron las bases para el desarrollo actual. Si bien los descubrimientos fueron –y al día de hoy son- ignorados por una parte de la comunidad global, los tiempos de punitivismo y prohibiciones van quedando poco a poco atrás.
Los descubrimientos sobre los efectos positivos del CBD y de las diferentes propiedades del cannabis son recientes si se lo compara con el recorrido histórico ancestral que tiene la planta en la cultura general. “El cannabis ha sido utilizado como medicina durante miles de años en diversas culturas alrededor del mundo, y tiene como principal propiedad ayudar a las personas a alcanzar el bienestar, a vivir mejor”, resumió Carrasco.
Fuente: Ámbito