El caño de escape cumple una función clave en un auto: expulsar los gases que resultan de la combustión del motor, para así reducir la contaminación y optimizar el rendimiento del vehículo. Es por este motivo que hay que estar atentos al caño de escape, ya que da advertencias de posibles riesgos en el motor, como el que puede ocurrir si expulsa humo de color celeste.
El color del humo que sale por el escape es un indicador clave del estado del motor y sus posibles fallas. Las mismas, si no son detectadas a tiempo, pueden derivar en reparaciones costosas. Si los gases que expulsa son de color celeste, se convierte en una de las señalas más preocupantes, ya que querría decir que el motor está quemando aceite.
Este problema puede estar vinculado a un desgaste en los pistones, en las válvulas o fallas en el sistema de turboalimentación. En caso de no detectarlo y solucionarlo rápidamente, la fricción interna del motor aumentará y acelerará el deterioro de los componentes, algo que también generará un consumo excesivo de aceite.
Para evitar este problema, una de las principales recomendaciones es revisar cada tanto tiempo los niveles de aceite y realizar los cambios según las indicaciones del fabricante. Generalmente el aceite debe reemplazarse cada un año o cada 10 mil kilómetros realizados. Además, se debe controlar cualquier indicio de fuga y hacerle un mantenimiento al sistema de lubricación.
Si ninguna de estas acciones hace que el humo celeste desaparezca del caño de escape y continúa saliendo de forma persistente, la mejor opción es acudir a un mecánico de confianza para prevenir daños irreversibles del motor, lo que podría derivar en uno de los arreglos más caros que puede enfrentar un automóvil.
Atentos al caño de escape: ¿Qué pasa si el humo es de otro color?
Es sabido que el humo que sale del caño de escape puede variar de color y cada uno tiene un significado distinto. El blanco, por ejemplo, es uno de los más inofensivos cuando aparece en pequeñas cantidades y se disipa rápido. Esto puede deberse a la condensación del agua en el sistema de escape. Aunque debe prestarse atención si es denso y persistente, ya que indicaría la presencia de refrigerante en la cámara de combustión, un problema que puede derivar en el sobrecalentamiento del motor.
En cambio, el humo negro es una advertencia de que el motor está quemando más combustible del necesario. Como a todas las señales, se le debe prestar atención, ya que esto habla de un problema mayor: puede haber un filtro de aire obstruido, fallos en los inyectores o problemas en la sonda lambda.
Finalmente, el humo gris es el más complicado de interpretar porque puede estar relacionado a diversos factores, desde fallas en el turbo hasta problemas en el sistema de ventilación. Si este humo tiene una tonalidad gris azulada, puede tener que ver con el aceite. Esto indicaría que está consumiendo aceite de manera irregular.
Lo cierto es que identificar estas advertencias puede marcar la diferencia entre lo que sería un arreglo menor y otro más costoso. El caño de escape es una de las formas con las que un auto se “comunica” para alertar diversos fallos que pueden afectar su rendimiento y seguridad. Por eso un monitoreo constante bastará para asegurarse de que no existan futuras preocupaciones.
Obviamente existen otros indicadores a los que hay que prestar atención, ya que se encargan de revelar problemas mecánicos: las luces del tablero, vibraciones, ruidos extraños y pérdida de potencia son otros factores a tener en cuenta. Todas estas advertencias no deben ser ignoradas para prolongar la vida útil del auto y aprovechar al máximo su desempeño.