El informe que presentó la semana pasada el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde), a cargo de Jorge Paz, dejó varias aristas para analizar, pero todas llegan a una misma conclusión: la falta de oportunidades, la desigualdad y la pobreza (no solo monetaria) que atraviesa buena parte de la población salteña. Y si bien ese panorama no es excluyente de estas latitudes, es uno de los más sombríos del país.
De acuerdo a las estimaciones del Ielde, que depende de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), la pobreza tanto estructural como monetaria tiene una prevalencia del 14% en Salta, lo que afecta a unas 200 mil personas. Es decir que cerca de 2 cada 10 habitantes de esta provincia se encuentran en una realidad que les será muy difícil superar.
El estudio, titulado "Pobreza, desigualdad económica y oportunidades educativas en el noroeste argentino y en la provincia de Salta", se hizo en base a datos del Indec. Sobre el aspecto educativo que aborda el trabajo científico ya dio cuenta una reciente nota, en la que se da a conocer que Salta es una de las provincias con los niveles más altos de pobreza educativa del país, con un 10% de la población total. Esta edición se centrará en los puntos más tangibles de los padecimientos económicos de los salteños y de la región.
En su trabajo, Paz remarca la intención de no involucrar aspectos políticos ni cargar culpas sobre ningún sector. Aún así, es muy difícil disociar: "La falta de crecimiento económico y la desigualdad son los determinantes de la pobreza en todas sus formas, monetaria y estructural", señala el documento. Y sobre eso, sin dudas, hay responsabilidades de quienes están y estuvieron al frente de la administración pública.
La pobreza monetaria es la que reporta el Indec cada seis meses e incluye a quienes no pueden acceder al valor de una canasta básica que define el organismo. Para referenciar ese aspecto, el Ielde midió las brechas de pobreza en las distintas regiones del país. El indicador establece la distancia entre los ingresos y las canastas de los hogares pobres. En esos términos, las brechas de pobreza y de pobreza extrema son más bajas en el NOA y dentro de esta región Salta y Tucumán tienen los peores índices. En el caso de esta provincia el porcentaje de la brecha de pobreza llega al 34,8% y el de pobreza extrema, al 25,2%.
Todo estos valores cambian rápidamente con una mejora en los ingresos de la población más relegada, pero eso no significa que dejen de ser pobres. Por ello se intenta medir lo que se llama la pobreza estructural.
Para tener un acercamiento a ese ámbito, Jorge Paz se remitió a la encuesta de hogares del Indec que se fija en la necesidades básicas insatisfechas (NBI). Toma en cuenta las privaciones en las dimensiones de vivienda, saneamiento, educación y capacidad económica. Las provincias más desfavorecidas en términos de NBI son las localizadas en el NEA y en el NOA. Todas las del NEA arrojan tasas por sobre el nivel promedio del país, mientras que en el NOA son tres las provincias con niveles superiores a la media nacional: Jujuy, Tucumán y Salta. Esta última es la que registra el porcentaje más alto de pobreza por NBI; la prevalencia es del 18% y alcanza a más de 260 mil personas.
Al combinar las dos mediciones (pobreza monetaria y NBI) es que en el trabajo del Ielde se llega a que la pobreza no solo por dinero alcanza al 14% de los salteños. Es una de las mayores tasas del país. Por encima del 10% registrado para el NOA y del 9% en Argentina.
Fuente El Tribuno