En las últimas décadas y con el avance de la medicina se pudo descubrir la presencia de extrañas enfermedades, como así también nuevos tratamientos para combatir algunas ya existentes, sobre todo de aquellas que aún no tienen una cura definitiva pero que con un tratamiento pueden mejorar la calidad de vida de las personas.
Una de ella es la celiaquía, que es la intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en algunos cereales como, por ejemplo, trigo, avena, centeno y cebada, ya que el consumo reiterado de estos alimentos provoca la inflamación y lesión de la mucosa del intestino delgado en quienes la padecen, lo que dificulta la absorción de nutrientes y produce déficits nutricionales que pueden derivar en anemia, osteoporosis y pérdida de peso.
Opinión profesional
Para interiorizarse de este tema, es que la doctora Valeria El Haj (M.N. 99.291) relató que “esta patología puede ser sintomática o asintomática. Algunos de los síntomas más comunes son: diarrea crónica, pérdida de peso, deposiciones abundantes y grasientas, dolor abdominal recurrente e inflamación intestinal. Por otro lado, también se pueden presentar síntomas “atípicos”, como vómitos, constipación, anemia, dolores en los huesos y las articulaciones, calambres, pérdida del esmalte dental y retraso en el crecimiento”.
Cabe destacar, que se desconoce cuál es la exacta causa de esta enfermedad (que todavía no tiene cura) pero cuando las personas con enfermedad celíaca consumen alimentos con gluten, su sistema inmunitario reacciona causando daño a las vellosidades intestinales. Debido a ese daño, las vellosidades son incapaces de absorber el hierro, vitaminas y nutrientes en forma apropiada. En consecuencia, pueden presentarse una serie de síntomas y problemas de salud.
Malas tendencias
Los estudios científicos que se viene llevando a cabo hace años indican que las personas con celiaquía son más propensas a tener: trastornos autoinmunitarios como artritis reumatoidea, lupus eritematoso sistémico y síndrome de Sjögren, enfermedad de Addison, síndrome de Down, cáncer intestinal, linfoma intestinal, intolerancia a la lactosa, enfermedad tiroidea y diabetes tipo I.
Clasificación
En cuanto a los tipos que se conocen, los mismos son: 1) Clásica: se caracteriza por síntomas graves de malabsorción, cambios de carácter, falta de apetito, retraso del crecimiento, títulos positivos de anticuerpos séricos y atrofia grave de las vellosidades en las biopsias del intestino delgado. 2) Pauci o monosintomática: es la forma más frecuente tanto de la edad adulta, como de la pediátrica, y puede cursar con síntomas intestinales y/o extraintestinales. El espectro histológico es variable, desde enteritis linfocítica a la atrofia total y el porcentaje de positividad de autoanticuerpos séricos es variable y dependiente de la gravedad histológica. 3) Silente: cursa con ausencia de síntomas en personas con predisposición genética para padecer la enfermedad, además de anticuerpos elevados y mucosa intestinal con atrofia de las vellosidades intestinales.
4) Latente: se caracteriza por la existencia de una mucosa duodenoyeyunal normal en individuos que toman gluten en la dieta en el momento de ser evaluados, con o sin anticuerpos positivos, pero que en algún momento de su vida presentaron o van a presentar características típicas de la celiaquía. 5) Potencial: se refiere a aquellos pacientes que no presentaron alteraciones histológicas características de la enfermedad pero dadas las características inmunológicas y genéticas tienen riesgo de desarrollarla. 6) Refractaria: se refiere a los pacientes que después de retirar el gluten de la dieta siguen presentando síntomas hasta seis meses después.
Diagnóstico
En el caso del diagnóstico, es clave que el paciente preste atención a la sintomatología que puede aparecer; luego, debido a que los síntomas asociados con la enfermedad celíaca están presentes también en otras enfermedades, es necesario realizar un análisis de sangre para identificar los anticuerpos y confirmar el diagnóstico con una biopsia del intestino, a través de una endoscopia.
“Una vez confirmado el diagnóstico es indispensable realizar una dieta libre de gluten para mejorar los síntomas. Esto significa evitar definitivamente el consumo de aquellos alimentos que contengan esta proteína, teniendo en cuenta que no solo está presente en panes, masas, galletas y pastas, también hay muchos alimentos procesados, medicamentos y artículos de cosmética e higiene personal que lo contienen en pequeñas cantidades”, planteó El Haj en cuanto al tratamiento.
Riesgos a saber
En lo que refiere al mismo, la profesional recomendará llevar a cabo una dieta estricta libre de gluten para toda la vida, ya que es la única manera de controlar la enfermedad celíaca, y además del trigo, los alimentos que contienen gluten son la cebada, trigo burgol, trigo candeal, harina de Graham, malta, centeno, sémola, escanda, crema de trigo y triticale, entre otros.
Ahora bien, ¿Porqué es importante saber con tiempo si una persona es celíaca?. Simplemente por el hecho de que si alguien no se trata, esa enfermedad puede causar lo siguiente: 1) Desnutrición, 2) Debilitamiento de los huesos, 3) Infertilidad y aborto espontáneo, 4) Intolerancia a la lactosa, 5) Cáncer y 6) Problemas del sistema nervioso. Es por tal motivo que hay que prestar atención en todas las franjas etarios para afrontar esta posible situación y comenzar la respectiva dieta que signifique un balance en la vida de una persona celíaca.
Celiaquía: una ley que ampara
Un dato importante a tener en cuenta, es que si un miembro de la familia es celíaco, los familiares de primer grado (padres, hermanos, hijos) tienen mayor predisposición a padecer esta enfermedad. Por eso, se aconseja consultar al profesional de la salud para realizarse los análisis correspondientes ya que en este grupo, la prevalencia oscila entre el 5 al 15% y la enfermedad puede permanecer de forma asintomática.
En cuanto al marco legal, recién en 2011 y a través de la Ley N° 26.588 y su modificación (Ley N° 27.196), fue declarada de interés nacional la atención médica de la enfermedad celíaca, al igual que la investigación clínica y epidemiológica. La Ley establece que, entre otros ítems, se deben rotular los alimentos y medicamentos que son libres de gluten, y compromete al Estado a difundir y estudiar sobre la enfermedad celíaca para lograr un diagnóstico más temprano.
“Construir datos de la enfermedad celíaca permitirá crear nuevas estrategias de gestión en función de datos epidemiológicos actualizados y certeros”, aseguraron desde Salud.
Alergias a tener en cuenta
Otro punto relevante son las alergias e intolerancias alimenticias, en la cual debemos saber cuáles son los alimentos que nos producen alguna reacción alérgica (picazón en ojos u orejas, pruritos, ronchas, rinitis) en el organismo.
Sobre la celiaquía hay que tener en cuenta que, sin ser celíaco, el no consumir tantas harinas blancas colabora con nuestra salud, de hecho, hay harinas integrales, de maíz, mandioca, trigo sarraceno que pueden suplir perfectamente las harinas de trigo que contienen gluten.
En la medida que estas recomendaciones sean parte de nuestras vidas y se transformen en hábitos, el organismo encontrará su equilibrio y nos aportará una cuota de bienestar. Por eso, es que se recomienda que la dieta sea lo más estricta posible porque en la enfermedad celíaca toda ingestión de gluten puede producir una lesión de las vellosidades intestinales.
Los especialistas sostienen que esta situación se debe a que según la cantidad de gluten consumido y la intensidad de la reacción alérgica, la capacidad agresiva del gluten puede superar la de regeneración de las vellosidades. Hay que resaltar que en nuestra sociedad, el consumo de trigo es mayoritario, lo hace que la incidencia de la celiaquía y la alergia sea mayor.