El año pasado Amalia y Mario, una pareja de jubilados de la zona de Los Álamos cercana a la ruta 24, en la jurisdicción de Cerrillos, recibieron una boleta de luz de 190 mil pesos. Ahora los intiman por el cobro de 390 mil pesos por la misma factura y les cortaron la luz la semana pasada.
A pesar de que habían reclamado por esta situación en julio del año pasado, no pudieron solucionar el problema porque primero deben pagar. Amalia trabajó como ordenanza de escuelas durante más de 35 años y por estos tiempos vive con una jubilación insuficiente. Incluso con la ayuda de la jubilación de su marido y los ingresos del pequeño quiosco que tienen, no logran llegar a fin de mes. La situación se agrava aún más debido a que su hijo tiene un trabajo precario y uno de sus nietos tiene una discapacidad que requiere medicación regularmente.
"No entiendo por qué nos siguen cobrando algo que no debemos. Nos presentamos en Edesa y llevamos todas nuestras facturas pagadas. Pero nos dicen que es una deuda porque nos colgamos. ¿Cómo vamos a colgarnos si tenemos todas las boletas pagas desde hace años? Si estuviéramos colgados no pagaríamos las boletas", argumentó la señora Amalia.
La última boleta de luz que recibieron incluyó el cobro de alrededor de 390 mil pesos con intereses y demás costos, lo que representa una carga financiera inmensa para estos jubilados. A pesar de que no tienen calefacción en su humilde hogar y hacen todo lo posible para reducir su consumo de electricidad, la boleta actual llegó acompañada por esta intimación y seguido del corte del suministro. Amalia ha enviado varias copias de la boleta de luz a El Tribuno para buscar respuestas y entender por qué se les está cobrando una cantidad tan alta de algo que, según la jubilada, siempre pagó en tiempo y forma.
La pareja teme que les corten el suministro eléctrico domiciliario si no pagan la boleta a tiempo, lo que los dejaría en una situación aún más precaria. Aunque están considerando volver a las velas y otro tipo de iluminación, saben que no es una solución viable debido a sus necesidades diversas y los costos adicionales. Por lo tanto, Amalia y Mario esperan una ayuda urgente de Edesa.
"Es inaceptable que una pareja de jubilados que trabajó arduamente durante más de tres décadas esté sufriendo una situación tan precaria", reclamó la mujer al borde del llanto. Este caso es un triste recordatorio de cómo las personas mayores a menudo son marginadas y maltratadas en nuestra sociedad. La familia vive en la manzana 16 "A", lote 8 de Los Álamos.
Fuente El Tribuno