El tercer paro nacional desde que Javier Milei asumió la presidencia se vivió este jueves en la ciudad de Salta con escasa adhesión. Aunque algunos sectores sindicales habían anunciado su participación, la actividad en las calles del centro salteño fue casi normal. Desde temprano, comercios abiertos, transporte público funcionando y oficinas públicas atendiendo marcaron el ritmo de una jornada.
La UTA no se sumó a la medida, lo que permitió que el servicio de colectivos urbanos y metropolitanos se mantuviera con sus frecuencias habituales. Este dato fue clave para que muchos trabajadores pudieran trasladarse sin inconvenientes.
Solo la recolección de residuos evidenció la medida de fuerza: en distintas esquinas del microcentro se acumulaban bolsas de basura, especialmente en peatonal Florida y la avenida San Martín. El servicio fue suspendido desde la medianoche, y aunque se había pedido a los comerciantes no sacar los residuos, muchos no respetaron esa consigna.
Una señora que se acercó al centro para un trámite comentó: “Lo único que me afectó fue el banco, todo lo demás está funcionando normal”. Otro entrevistado, jubilado, fue tajante: “A mí no me afectó en nada, sigo con mi vida como siempre”.
Un joven trabajador que se dirigía a su empleo confirmó que la jornada fue como cualquier otra: “Vine a trabajar y me pasé para el centro. Todo normal, no me afectó en nada. Entré a horario, los colectivos pasaron bien, los comercios abiertos”.
Desde los negocios del microcentro también se notó el escaso impacto de la protesta. Una empleada que trabaja en un local de ventas sostuvo: “Hay gente, sí, como siempre. Yo llegué bien al trabajo y a la tarde sigo. Nada distinto”.
En oficinas como ANSES, donde se especulaba con una posible adhesión, los turnos fueron respetados y se atendió con normalidad. Los bancos, en cambio, sí permanecieron cerrados, siendo uno de los pocos sectores donde el paro se hizo sentir de forma clara.
Con el correr de las horas, el ritmo habitual de Salta se mantuvo. Incluso después de las 17, muchos comercios tenían previsto volver a abrir sus puertas, completando una jornada más que tranquila.
Mientras en otras provincias el paro tuvo un impacto más notorio, Salta mostró un escenario de mínima adhesión y una ciudadanía que, en su mayoría, decidió continuar con sus actividades diarias.