MÁS DE SOCIEDAD



SALUD

Deterioro cognitivo: qué hábitos importan más para reducir hasta en un 40% el riesgo de sufrirlo

La lógica del "todo o nada" puede atentar en contra de la incorporación de hábitos saludables.

Deterioro cognitivo: qué hábitos importan más para reducir hasta en un 40% el riesgo de sufrirlo

Al abordar el tema de la prevención de enfermedades de todo tipo (desde las cardiovasculares hasta las cognitivas) los consejos para tener una vida saludable suelen basarse en la incorporación de hábitos que incrementan la calidad de vida.

Una buena nutrición, ejercicio (lo que además contribuye a controlar el peso), abstenerse de fumar y de tomar alcohol, mantener un buen descanso, y manejar el estrés suelen ser postulados como “las claves” para poder preservar la salud.

Si hablamos de problemas cognitivos, con frecuencia se suma la sugerencia de mantener el cerebro activo, fomentar espacios de socialización, sin dejar de estudiar y de desafiar la mente.

IMPACTO

IMPACTO

Poder alcanzar el bienestar mediante la incorporación de hábitos saludables lejos está de ser un consejo abstracto.

Con el objetivo no solo de concientizar sino también de que las personas puedan efectivamente ponerlos en práctica, especialistas tanto a nivel local como internacional aportan un dato que puede ayudar a dimensionar su importancia: los porcentajes en que cada uno de estos hábitos pueden ayudarnos.

En esta dirección, y en base a un informe de la Comisión de The Lancet (un programa destinado a identificar los problemas más apremiantes en ciencia, medicina y salud global), el doctor Julián Bustin, jefe de Gerontoneuropsiquiatría y la Clínica de Memoria de INECO y Profesor Titular del Departamento de Salud Mental y Psiquiatría de la Universidad Favaloro explica en detalle qué incidencia tiene cada factor de riesgo.
Cada vez más adultos mayores

En el mencionado artículo se hace la siguiente referencia: mientras disminuye la mortalidad en edades más jóvenes, el número de personas mayores en general pero también el porcentaje de personas que viven con demencia, se encuentran en aumento.

A su vez, la incidencia de demencia específica por edad ha disminuido en muchos países, probablemente debido a las mejoras en educación, nutrición, cuidado de la salud y cambios en el estilo de vida.

Por todo esto resulta tan importante tener en cuenta que lo que hagamos hoy impacta en nuestro envejecimiento.
Factores de riesgo: cómo salir de la lógica del “todo o nada”

Como se señaló, las recomendaciones vinculadas a la prevención de enfermedades cognitivas pueden resultar un tanto abstractas para muchas personas. ¿Qué pasa si logro manejar lo que se sabe que es perjudicial? ¿Voy a poder efectivamente prevenir o retrasar las enfermedades de este tipo? ¿Cuántas chances hay de que esto ocurra?

En este sentido, Bustin explica: “Existen 12 factores de riesgo para el deterioro cognitivo, que los podemos modificar con nuestros hábitos, lo que permitiría reducir en un 40% las posibilidades de tener un deterioro de ese tipo” , asegura.

Sin embargo, muchas personas pueden sentirse agobiadas ante estos consejos, ya que abarcan prácticamente todas las áreas de nuestra vida.

Así, no es raro que una persona como no cumple algunas, “tire por la borda” el intento de realizar otras, en una forma de concebir el cuidado como un “todo o nada”.

Qué hábitos son más importantes

Qué hábitos son más importantes

Dentro de todas estas pautas para cuidar el cerebro, existen algunas variables que influyen más que otras. ¿Es lo mismo fumar, que tomar alcohol o el sedentarismo? ¿Qué pesa más a la hora de cuidar el cerebro?

“Cuando uno ya es una persona mayor, los factores de riesgo más importantes para el deterioro cognitivo son el aislamiento social, la depresión, el hábito de fumar y la falta de ejercicio físico”, resume.

En cambio, en la infancia, el factor de riesgo más importante es tener un bajo nivel educativo.

El doctor señala que al hablar de riesgo de deterioro cognitivo, un 60% representa lo que se denomina “riesgo desconocido”, y en cambio el 40% restante es “potencialmente modificable”.

Mantener un peso saludable y dejar atrás el sedentarismo, desafíos que tienen un verdadero impacto en el cerebro.

Mantener un peso saludable y dejar atrás el sedentarismo, desafíos que tienen un verdadero impacto en el cerebro.

Al desagregar ese porcentaje, y para conocer en detalle qué peso tiene cada una de estas variables, destaca lo plasmado en un artículo de The Lancet:

En la infancia:

  •     Como se señaló, un 8% está vinculado al nivel educativo.

En la edad adulta:

  •     un 8% está relacionado con la pérdida auditiva.
  •     Un 3% a una lesión con traumatismos cerebrales.
  •     2% a hipertensión
  •     1% al consumo de alcohol
  •     1% a tener obesidad.

Ya en la tercera edad:

  •     Fumar representa un 5%.
  •     La depresión, un 4%.
  •     El aislamiento social, otro 4%.
  •     Sedentarismo, 2%.
  •     La contaminación del aire, 2%.
  •     La diabetes, 1%.

El artículo de The Lancet lo resume de esta manera: un menor nivel de educación actúa como un riesgo en menores de 45 años, lo cual afecta la reserva cognitiva. En la mediana edad, de 45 a 65 años, y en la tercera edad, a partir de los 65; los factores de riesgo influyen sobre la reserva y el desencadenamiento de neuropatologías.

“El potencial para la prevención es alto y podría ser mayor en países de bajos y medianos ingresos, donde ocurren más demencias”, sostienen los autores del informe.

“La cultura, la pobreza y la desigualdad son claves impulsores de la necesidad de cambio. Aquellos individuos más desfavorecidos son los que más necesitan estos cambios y obtendrán los mayor beneficio”, advierten.

Nunca es tarde

¿En qué momento hacerlo? Bustin responde: “mientras antes lo empecemos, mejor, y nunca es tarde para empezar”.

Y amplía: “Mientras antes controlemos los factores de riesgo cardiovasculares, hagamos una dieta saludable, ejercicio físico, estemos activos socialmente, estimulados cognitivamente, si tenemos problemas de audición usemos audífonos o todo lo que necesario para mejorar la audición, podemos retrasar hasta en un 40% las posibilidades de tener un deterioro cognitivo. Y ya hay evidencia contundente en relación a eso, o sea no es una cuestión que está en discusión”.

Se puede reducir las chances de tener demencia hasta en un 40%.

Se puede reducir las chances de tener demencia hasta en un 40%.

Cambiar los hábitos no es una tarea sencilla

Bustin admite que el cambio de hábitos es un desafío para la mayoría de las personas. Precisamente, porque debemos modificar conductas que están tan incorporadas que hasta nos resultan incuestionables.

“Conceptualmente, los hábitos son por naturaleza difíciles de cambiar”, reconoce. Y agrega: “Se trata de algo complejo, y por eso nos resulta tan difícil a todos volvernos menos sedentarios, realizar una dieta más saludable, controlar todas las cuestiones físicas que nos puedan afectar; porque a lo largo de toda nuestra vida nos fuimos acostumbrando a ellos”.

Sin embargo, explica que a medida que comenzamos a hacerlo y a disfrutar de los beneficios, va resultando cada vez más sencillo.

“Más allá de estar protegiéndose a futuro, también uno empieza a sentirse mejor, por ejemplo si uno comienza a hacer ejercicio físico regularmente, la misma actividad física va produciendo hormonas y cambios en el cuerpo que nos llevan a estar mejor”, alienta, para cerrar.


¿Te gustó la noticia? Compartíla!