Eva Perón murió el sábado 26 de julio de 1952. Un fulminante cáncer de útero la había vencido a los 33 años. Si bien el desenlace se veía venir, por su delicado estado de salud, el impacto de la noticia conmovió al país. Sus funerales se extendieron por 16 días. A 70 años de la muerte de Eva Perón, el recuerdo de su multitudinario velorio público está vigente.
El día había amanecido frío y gris. La gente siguió las alternativas del agravamiento del estado de salud de la mujer del presidente Juan Domingo Perón, a través de los boletines que emitía Radio del Estado. En el primero informaba que “el estado de salud de la señora Eva Perón ha declinado sensiblemente”; el siguiente alertaba que “la señora está muy grave” y ya a las 20 el parte advertía: “La ilustre enferma ha perdido el conocimiento”.
“Cumple la Subsecretaría de Informaciones de Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la señora Eva Perón serán conducidos mañana en horas de la mañana al Ministerio de Trabajo y Previsión donde se instalará la capilla ardiente”, leyó el locutor de Radio del Estado Jorge Furnot.
Internada, Eva Perón pidió que le llevaran una urna para poder votar el 11 de noviembre de 1951.
Habían pasado 36 minutos de las 21 de ese 26 de julio cuándo el país entró en duelo al escuchar ese texto, escrito por Raúl Alejandro Apold, el subsecretario de Prensa y Difusión. En acuerdo general de ministros se declaró el duelo nacional con un luto por 30 días. Se decidió que la bandera nacional permaneciera a media asta durante 10 y que en todos los templos se elevaran oraciones por su alma.
También se ordenó que durante el sepelio las campanas de todas las Iglesias doblaran a duelo cinco minutos, que el velatorio fuera en el Ministerio de Trabajo y que sus restos estuvieran en la sede de la Confederación General del Trabajo hasta ser trasladados al monumento que se había resuelto erigir.
A 70 años de la muerte de Eva Perón: un velorio multitudinario
En efecto, el velorio tuvo lugar en el primer piso en el Ministerio de Trabajo y Previsión, donde hoy está la legislatura porteña. Era allí donde diariamente Eva había trabajado desde 1947. Actualmente, en el salón que lleva su nombre se conserva su escritorio y un sillón de aquella época. El domingo 27, a las 11 de una mañana lluviosa se habilitó la capilla ardiente en el Hall de Honor, en el primer piso, donde las ofrendas florales se contaban por centenares.
Miles y miles de personas esperaron bajo la lluvia en colas interminables durante días. Por eso, el 29 de julio el presidente Juan Domingo Perón dispuso que el velatorio continuara el tiempo que fuera necesario para que pudieran verla todos los que quisieran.
El 17 de octubre, por el Día de la Lealtad Peronista de 1951, Eva Perón pudo, por 1ª vez en 24 días, levantarse de su lecho para asistir al acto. Sostenida de la cintura por Perón.
Dos días después resolvió que los restos de Evita permanecieran en el Ministerio hasta el sábado 9 de agosto y que ese día fueran trasladados al Congreso de la Nación, en donde serían velados durante un día para partir el domingo hacia la CGT, en donde no podría ser visto el cuerpo por un año, porque sería embalsamada.
En la mañana de ese sábado 9 de agosto se celebró una misa en el Ministerio de Trabajo. A su término y acompañada por una multitud la cureña que transportó los restos de Evita fue hacia el Congreso. Allí permaneció hasta las tres de la tarde del domingo 10, cuando un grupo de 39 dirigentes gremiales tomaron las cuerdas que trasladarían los restos hasta la CGT.
Dos millones de personas colmaron la Plaza Congreso y sus alrededores a lo largo de todo el trayecto que duró tres horas. De los balcones caían flores blancas. “Fue un espectáculo impresionante y acallado”, escribió Joseph Page en su clásica biografía de Juan Domingo Perón.