Año tras año, mes tras mes y pedido tras pedido, nuevamente el antagonista de la situación es la compañía Aguas del Norte, que debería encargarse de que el líquido vital para la sobrevivencia humana llegue a todos los rincones de la provincia de Salta. Pero la empresa a Cargo de José María García Salado se caracteriza por actuar con total inoperancia, dejando a miles de comunidades en situaciones críticas.
UN NUEVO PETITORIO
Un vecino y concejal de la localidad de Las Vertientes, en el departamento de Rivadavia, se suma a las constantes suplicas decenas de comunidades que se ubican en el norte de la provincia intentan obtener un poco de agua. Poseían una bomba de agua, sin embargo, la misma se quemó en las últimas semanas y, desde entonces, nadie se acercó a repararla o buscar una solución alternativa. Ningún agente sanitario hizo presencia en el lugar. El río más cercano se encuentra a 5km de la localidad y los lugareños tienen que cargar bidones para tener un poco de agua sin potabilizar, con los peligros que conlleva la utilización de agua no potable.
CADA VEZ SON MAS COMUNIDADES
Solo en lo que va de la semana, reportamos problemas en diversas zonas de la misma región. En Los Blancos, ubicado en el mismo departamento, es preocupante y la situación se agrava porque no solo necesitan el agua propia para la vida, sino también para sus animales ya que es una localidad que depende mayormente de la producción ganadera y agropecuaria. Mientras tanto, el intendente Atta Gerala parece no tener en agenda solucionar estas situaciones.
Tonono y Aguaray se suman a la lista de reclamos, en el primero de los casos el gobierno provincial los trató de pueblo fantasma, y de la misma manera los trata la compañía de agua. En el segundo de los casos, los mismos pobladores se dieron por vencidos ante esta situación ya que nunca les hicieron casos desde las autoridades responsables y conviven con las canillas de sus domicilios expulsando aguas enlodadas.
PROBLEMAS QUE VAN MAS ALLÁ
Ya no solo es una dificultad a la hora del consumo y la higiene, es que cada vez son más los casos en que la vida normal debe parar por la falta de agua. Las escuelas cierran sus puertas y dejan a centeneras de niños sin la posibilidad de asistir. En los pueblos agricultores habría perdida de cosechas, de las cuales viven las economías regionales. Las pocas soluciones salieron de los propios vecinos de dichas comunidades, que construyen pozos e instalaron bombas y cañerías, pero de igual manera sigue siendo no potable, sin controles y muchas veces no aptas para el consumo. La utilización de estas aguas sin filtrar ni tratar podría ser dañino para la salud humana al punto de la mortalidad, algo por cierto frecuente en la zona, sobre todo en niños.
La realidad del agua en Salta tiene paralelismos con las que hace tiempo se viven en el África subsahariana, los documentales de personas caminando kilómetros con un balde de agua en la cabeza hoy son la triste realidad en nuestra provincia, donde comunidades enteras caminan largas distancias con bidones al hombro.
Esta es la triste realidad de una región provincial que en términos de agua, infraestructura y salud, ha quedado abandonada.