Una cosa buena que nos pasó durante la pandemia fue la creación del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), dependiente de la Facultad de Psicología de la UBA. Desde ese ámbito académico-científico se fueron cuantificando y cualificando vivencias, sensaciones y patrones de conducta de la gente común de este país concreto, en el marco de un fenómeno mundial de origen sanitario, pero con lacerantes influencias en la actividad social y económica.
El OPSA sobrevivió al Covid-19 y acaba de publicar una nueva encuesta titulada “La crisis económica y su impacto en la salud mental”. Los gobernantes -oficialistas, opositores, todos; deberían tener en cuenta los resultados para guiar sus propuestas.
Sensación dominante, en diez palabras (de las más mencionadas a las menos): incertidumbre, tristeza, angustia, preocupación, hartazgo, bronca, esperanza, decepción, ansiedad, miedo. Una sola es positiva, esperanza, y está de la mitad de la tabla para abajo.
No sería para menos: 9 de cada 10 entrevistados tuvo que reducir gastos; 4 de cada 10 recurren a sus ahorros para cubrir su presupuesto mensual; casi nadie solicita créditos, porque son extremadamente caros o directamente no hay. Estamos hablando de 1.713 encuestados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y provincia de Córdoba, del 11 al 18 de este mes.
¿De la reducción de qué gastos hablamos?
-Encabeza el rubro “salidas, ocio, esparcimiento”: 8 de 10.
-Sigue “vestimenta y calzado”: 7 de 10.
-Un poco más abajo viene “mantenimiento/refacciones del hogar”: 6 de 10.
Se trata de consumos relacionados con sentirse bien, verse bien y refugiarse en un ambiente acogedor. Entre los servicios más puestos en riesgo se destacan las cuotas educativas privadas (universidad/secundaria) y las conexiones de telefonía, internet y plataformas de streaming.
“El estado de ánimo de los argentinos es de un intenso malestar psicológico. En los jóvenes, predomina el temor al futuro”, señala el estudio, coordinado por los doctores Gustavo E. González y Joaquín Ungaretti.
Es que el 74% cree que la crisis económica tendrá efectos negativos muy profundos en su vida personal; el 72% piensa que no podrá realizar los proyectos personales/familiares que tenía antes de la crisis y el 66% se arriesga a señalar que su salud mental está “mucho/algo peor” (crece al 76% en el estrato social más bajo).
La inflación es identificada como el principal problema de la coyuntura por un abrumador 81%, más allá de cualquier preferencia política, electoral o ideológica. El 94% define la situación como “mala/muy mala” Y el 75% presiente que todavía puede ser peor: que el poder adquisitivo de sus ingresos va a disminuir mucho/algo; que el dólar blue no va a parar hasta $434 y que la inflación va a completar un 88% este año.
Un tercio responsabiliza al presidente Alberto Fernández por la situación; un 22% a Cristina Kirchner y un 18%, a Mauricio Macri. Un 76% considera que desde el Gobierno Nacional no se están realizando las acciones necesarias para resolver la crisis. Para el 55%, sólo puede cambiar algo con otro gobierno.