Estamos todos de acuerdo en afirmar que la educación es el mecanismo imprescindible por el cual nos aseguramos una transmisión adecuada de conocimientos -apropiados, consensuados y actualizados- de una generación a las siguientes. Pero qué pasa cuando el estado está ausente y no brinda ni siquiera un lugar en condiciones para dicho propósito, es fácil, la gente no se educa.
La educación y las instituciones educativas -su ámbito de desarrollo por excelencia-, tienen un valor formativo que no puede ser dejado de lado, y que en estos últimos tiempos se ve diezmada por la falta de capacidad de un Ministerio de Educación que no tracciona –Matías Cánepa- y un gobernador – Gustavo Sáenz- que a su vez no reacciona y realiza los cambios necesarios.
En esta oportunidad, no son escuelas que se caen a pedazos, tampoco él no envió de las libretas escolares, o la falta de material didáctico en las aulas, es lisa y llanamente, alumnos salteños estudiando a la intemperie, y claro que no es total responsabilidad de la actual administración, pero se suma a la larga lista antes mencionada.
Es así que alumnos del Núcleo Educativo N°7016, toman clases en medio del frío. Sin olvidar el contexto de extrema desigualdad a los que están sometidos por el solo hecho de vivir alejados de las luces de la capital salteña. Las fotos que trascienden por el medio InfoSalta son durísimas y deja en evidencia dos cosas: Lo poco que les importa a los gobiernos, y en la vereda del frente, las ganas de salir adelante de las personas.
Toman clases a la intemperie
“Estudian en la intemperie, pidieron a los concejales bolsas para resguardarse del frío, pero no obtuvieron respuesta”, reza la frase del medio, dejando en evidencia que los políticos salteños –no todos- se los ve empáticos, solo en tiempos de campaña, porque después de ser electos, como dicen los chicos “nos vemos en el corso”, y se olvidan de la gente.
En diálogo con Canal 7 Salta, uno de los docentes se refiere a las condiciones paupérrimas en las que los y las estudiantes asisten, ni agua le llega al módulo educativo: “pedimos al menos agua, y el primer obstaculizador que nos encontramos es el director”, indicó el maestro. Dejando en evidencia todo lo antes expuesto y agrandando una brecha interminable, entre los que utilizan el avión sanitario para asistir a reuniones poco felices y los que tienen que sobrevivir con lo que les toco, sin que nadie haga nada por ayudarlos.