La industria de la construcción es una de las más antiguas e incluso se la podría considerar como la madre de las industrias. Históricamente vinculado a la figura masculina, poco a poco da paso a la inclusión de género. Aunque estadísticamente son muy pocas las mujeres que trabajan en este sector, cada vez hay más albañilas, operarias, ingenieras y más en el rubro.
La brecha de género en la construcción aún es absimal: solo el 0,8% de las mujeres trabajadoras se dedican a la construcción, frente al 15,7% de varones ocupados.
Los datos se desprenden del boletín de estadísticas laborales por sexo publicado por el Ministerio de Trabajo en base a datos del tercer trimestre del 2022 sobre la distribución de la población ocupada por categoría ocupacional, rama de actividad, tamaño del establecimiento, rango de horas trabajadas, calificación de la tarea y jerarquía según el sexo. Esto no tiene en cuenta a la población no binaria, trans o travesti, ya que el Estado aún no registra estadísticas al respecto.
De acuerdo al Ministerio de Trabajo, durante el 2021 se registraron un total de 26.049 mujeres en puestos de trabajo asalariados en las empresas privadas de construcción en todo el país, frente a una amplia diferencia en relación con los puestos ocupados por varones en el sector: 352.755.
De qué trabajan las mujeres en la construcción
En un sector típicamente masculinizado, las mujeres que trabajan en construcción suelen ocupar puestos administrativos, como contables o de limpieza. Sin embargo, la situación cambió durante los últimos años, ya que cada vez son más las técnicas y profesionales que se incorporan al rubro.
La presidenta del espacio de Equidad de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Nancy Hornus, aseguró a BAE Negocios que existe “operación de maquinaria pesada desde hace 20 años” por parte de mujeres, y que “albañilas y pintoras aún son pocas”, pero se encuentran aún “en pruebas piloto”.
Incluso, “la tecnología fue e irá aumentando las posibilidades de sortear las diferencias de género por cuestiones físicas”, si las hubiera, porque “la mano de obra física tiene diferencias ostensibles y muchos prejuicios aún. Algunos frenos son musculares, pero muchísimos más son culturales”.
Actualmente, en la construcción “hay muchas ingenieras, arquitectas, contadoras, directivas y empresarias”. "Brechas de cantidad de cargos, de remuneraciones, de rango, las seguimos tratando de corregir en las grandes empresas y en las propias pymes familiares tan comunes en nuestro medio", indicó la titular de Camarco Equidad.
Si bien dentro de las obras las actividades se solían concentrar en aquellas vinculadas a lo doméstico, como limpieza y cocina, hoy en día hay también “armadoras, electricistas, banderillas (para las obras viales), conductoras de grúas y de retroexcavadoras, higiene y seguridad”, afirmó Paula Martínez, coordinadora del equipo de Uocra Mujeres.
Uocra Mujeres nació como “Departamento de la Mujer” y forma de visibilizar a las mujeres y diversidades que ya estaban en la industria "como integrantes de las familias de los trabajadores constructores que acudían a atenderse en la obra social del sindicato", pero “las trabajadoras de la construcción existían. Quizá estaban invisibilizadas, quizás eran pocas, pero estaban”, contó Martínez, en diálogo con BAE Negocios.
"La inserción laboral de las mujeres en las diferentes actividades laborales se fue acrecentando en la medida de los cambios culturales que se fueron dando en la sociedad a través de los años", indicó la coordinadora de Uocra Mujeres y continuó: "Es probable que, de manera informal o doméstica, en casos muy puntuales, haya antecedentes de vieja data. Pero no sistemáticos o formales como en la actualidad".
“Es en los últimos 10 años cuando la incorporación de mujeres al sector construcción se hizo más visible. En concordancia con una multiplicidad de factores: culturales, de doblegar la resistencia al prejuicio, de empoderamiento de las mujeres que, en la actualidad, se perciben como lo que son, trabajadoras en condiciones de realizar cualquier tarea laboral para las que se sientan capacitadas”.
Los cambios que surgieron con el aumento de "constructoras"
El rol de la mujer dentro de los espacios sindicales también tuvo una transición importante, desde una mayoría acompañante hasta mujeres protagonistas de la lucha sindical en la construcción. El número de delegadas de obra viene incrementándose en los últimos tiempos.
El incremento de puestos de trabajo ocupados por mujeres llevó al reacondicionamiento de condiciones laborales materiales, como la cantidad de baños y vestuarios que debe haber en cada obra, “dependiendo de la cantidad de personas que trabajan y eso incluye a las instalaciones para mujeres” que depende de la normativa vigente y es inspeccionado por el Estado.
¿Por qué no hay más mujeres que trabajen en construcción? Los estereotipos y expectativas sobre las capacidades y posibilidades de mujeres y varones inciden sobre sus percepciones. Hornus, fundamentó que “una persona es y se siente rechazada, lo transmite, lo replica y lo multiplica hasta que grandes mayorías dicen ‘aquello no es para mí’ o ‘eso es tarea de gente de otro tipo’ y entonces nadie aspira a incorporarse, a capacitarse ni a ofrecerse, luego disminuye la diversidad de candidatos y la homogeneidad va generando una norma”.
Organizaciones y espacios como Uocra Mujeres y Camarco Equidad trabajan para lograr una mayor inserción de femineidades y eliminar las barreras que evitan su ingreso al sector. “Rompamos con eso, generemos la lógica inversa, multipliquemos las oportunidades y generemos la diversidad de los candidatos y por fin la diversidad será norma”, pidió Hornus.
El objetivo es estimular a la receptividad y a la postulación de estos grupos sociales para generar población económicamente activa e independiente, el derecho a la protección social, redes de sociabilidad y reconocimiento social de las actividades que realizan.
Equidad sin violencia
Así como hay un aumento de mano de obra femenina, también hay mayor exposición a determinados riesgos. Uno de ellos es la violencia física sufrida por las mujeres y los riesgos psicosociales, estos últimos “sufridos por toda la población trabajadora, pero con más crudeza hacia mujeres y diversidades”.
A pesar de los prejuicios de tratarse de un ambiente típicamente masculinizado, las experiencias de las mujeres en las obras “son muy positivas”. Desde Uocra Mujeres reciben testimonios alentadores: “Nos hablan de que pudieron integrarse con sus compañeros y ser respetadas por sus pares”, aunque “es posible que aun hoy haya algunos preconceptos de mujeres en obra”.
“Partimos de la base de que la construcción es un rubro en el que hasta hace no tantos años las mujeres ni se imaginaban poder estar; las primeras que llegaron lo hicieron o porque se estaban construyendo su propia casa, o porque conocían algún varón (padre, hermanos, parejas) que ya estaban en el rubro”, indicó Martínez.
Personas trans y travestis en construcción
Parte del trabajo es romper con los preconceptos y que más mujeres se animen a formarse en los oficios de la construcción y a trabajar en la obra. Lo mismo aplica al caso de las personas travestis y trans, quienes también trabajan en construcción.
Martínez planteó que “las personas trans ya estaban trabajando en obra aunque estuvieran invisibilizadas” y desde el sindicato empezaron a “prestar más atención y buscar la manera de proteger sus derechos como la de todas las demás personas”, tanto “varones, mujeres y diversidades para que sus derechos se cumplan de manera efectiva e igualitaria”.
En cuanto al cupo laboral trans, Hornus indicó que no está incluido en los pliegos licitatorios nacionales, pero “se pondera en el estudio de ofertas a las empresas que tenga cupo laboral travesti/trans”. De hecho, “se conocen ciertos casos en los que piden inclusión de mujeres en obra, pero son pliegos licitatorios provinciales”.
El panorama lentamente va cambiando a partir de la posibilidad de acceso a capacitaciones continuas tanto en institutos, como en universidades y sindicatos. Un derecho a la formación completamente impensado hace pocos años.
Este cambio de paradigma se potencia por el beneficio de encontrarse amparadas por un marco jurídico que protege la inserción femenina en el sector, y unEstado que “pone las reglas, marca las políticas y estimula” el sector en la faz pública y privada. También un Registro Federal de Constructoras, una bolsa de trabajo de mujeres interesadas en formarse en oficios de construcción para luego insertarse laboralmente en el sector. Pero, como indicó Hornus, “la única barrera es el prejuicio y la ceguera, que más temprano que tarde cede frente a la empatía y la razón”.