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Mioclonías nocturnas

Por qué muchas veces nos sobresaltamos cuando nos estamos quedando dormidos

Desde estrés y dosis excesivas de alcohol o cafeína, hasta un instinto ancestral de defensa y supervivencia: las explicaciones.

Por qué muchas veces nos sobresaltamos cuando nos estamos quedando dormidos

Fue un día de trabajo agitado y lleno de obligaciones, pero por fin llega el momento de irse a dormir. El cuerpo se relaja, los músculos ceden, la mente se aquieta: la vigilia está dando lugar al sueño. Y aunque parece que ya pronto se alcanzará el añorado descanso, irrumpe un espasmo, que en forma disruptiva nos hace mover el cuerpo y lo sobresalta.

Esta sensación que podría describirse como vértigo dura poco, y de hecho muchas veces no llega a despertarnos, sino que nos arrastra a un estado intermedio en el que fácilmente volvemos a entrar en la zona de vigilia-sueño.

Podemos haber estado soñando que nos caemos o simplemente, quedándonos dormidos. ¿Qué le ocurre al cuerpo y al cerebro en esos momentos? ¿Deberíamos alarmarnos si nos sucede seguido? ¿Está vinculado al estrés, a la dificultad de relajarnos, ceder el control y entregarnos al sueño? ¿Hay algo de cierto en la teoría que afirma que se trata de un reflejo ancestral de cuando dormíamos en los árboles?

Mioclonías nocturnas

Lo cierto es que esta suerte de pausa disruptiva en la puerta que media entre la vigilia y el sueño tiene un nombre, o mejor dicho varios: mioclonías nocturnas o hípnicas, espasmos mioclónicos, sacudidas hípnicas.

Según explica Sofía Lujan, especialista en Neurología y miembro de la Asociación Argentina de Medicina de Sueño, se trata de “contracciones involuntarias, bruscas, breves y simultáneas del cuerpo -o de algunas partes del cuerpo-, que ocurren en la transición vigilia-sueño y pueden ser espontáneas o producirse ante estímulos durante la relajación muscular propia de esta transición”.

También señala que pueden ser únicas o múltiples, en ese último caso ocurrir de manera consecutiva y podrían relacionarse a un despertar.

En tanto, Stellla Maris Valiensi, neuróloga del Hospital Italiano de Buenos Aires y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AAMS) indica que pueden ser focales (en una pierna, o las dos piernas), o generalizadas (cuando se mueven brazos y piernas).

Por qué ocurren

Antes que nada, es importante destacar que es muy probable haber experimentado una mioclonía nocturna una o varias veces en la vida: “Se trata de un fenómeno muy prevalente en la población: fue publicado que hasta el 70% de las personas de todas las edades y géneros las experimentan, aunque podrían ser más frecuentes en la infancia”, asegura Luján.

Ahora bien, ¿por qué ocurren? “Pueden aparecer como mecanismo de defensa y asociarse a microdespertares, por ejemplo cuando una persona está muy estresada”, comenta Valiensi.

El interrogante es, si nos encontramos durmiendo, ¿de qué nos estaríamos defendiendo?

Cuáles son las razones de esa sensación de caer al vacío al momento de tratar de dormir. (Foto: Adobe Stock)
 

 “Cuando ocurren al inicio del sueño, las mioclonías hípnicas se dan simultáneamente a cambios en la respiración, disminución del ritmo cardíaco, relajación muscular, cambios en la temperatura corporal, procesos normales que ocurren en nuestro organismo cuando empezamos a dormir”, introduce la neuróloga.

Y continúa: “Ahora bien, según esta hipótesis, nuestro cerebro interpreta que esos cambios son demasiados, que podemos morir y envía un impulso nervioso para intentar reanimar el cuerpo...un mecanismo de defensa innato”.

También, da cuenta del saber que circula de manera popular respecto a que sea un vértigo ancestral de la época en que dormíamos en los árboles. ¿Se trata de un mito sin sustento científico?

“Es también una hipótesis médica -responde y continúa-, aparte de que el cerebro interpreta que podemos estar muriendo, puede tratarse de un instinto de defensa, ya que cuando el ser humano se refugiaba y dormía en los árboles, ante la inminencia de una caída o de la cercanía de una fiera aparecía la sacudida para poder apoyar un pie en piso.”
A qué enfermedades puede asociarse

Valiensi señala que lo más común es que se trate de mioclonías fisiológicas, es decir “normales”, aunque en determinados casos habría que descartar mioclonías patológicas.

“Las enfermedades asociadas pueden ser, por ejemplo, falta de oxígeno o hipoxia, las vemos cuando alguien tiene apneas o pausas respiratorias al dormir y el oxígeno baja, es como un microdespertar y el cuerpo se sacude asociado a esa apnea”, explica.

“Es raro de observar pero hay algunos tipos de fármacos que favorecen algún tipo de apnea y que pueden hacer que uno tenga mioclonías patológicas”, añade.

La médica afirma que existe otro tipo de mioclonía: “por ejemplo, si las sacudidas persisten al despertar en las primeras horas, pueden estar asociadas a un tipo de epilepsia, pero ahí estamos hablando de mioclonías más complejas, y se requiere de un buen diagnóstico neurológico”.

Por último, menciona otras afecciones del sistema nervioso central como enfermedades degenerativas o demencias.

Sin embargo, aclara que en personas jóvenes que no tengan ningún antecedente ni ninguna otra enfermedad, y si aparecen en la primera fase de la noche, lo más probable es que sean normales o fisiológicas.
Factores que pueden favorecer mioclonías

Por último, menciona otros factores como el estrés, la falta de sueño, determinadas posiciones, que pueden favorecer mioclonías hípnicas, así como falta de magnesio, de hierro, o exceso de ejercicios de alto impacto.

Luján agrega que el consumo de alcohol y nicotina, así como estimulantes como el café, gaseosas cola, té, mate, bebidas energizantes, son factores que aumentan su frecuencia, en particular por asociarse a un mayor estado de “alerta” durante esta transición.

Por último, aclara que las sacudidas hipnagógicas no requieren tratamiento: “No son consideradas una enfermedad y no provocan complicaciones. Si generan disconfort en la persona, el tratamiento se centra en disminuir la posibilidad que aparezcan mejorando la 'relajación' o disminuyendo el estado de alerta durante la conciliación del sueño”.

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