Desde el sector de farmacias en Salta sostienen que afrontan una situación delicada por la inflación imparable, los plazos de pagos por parte de las obras sociales y las dificultades para reponer stock.
"Siempre hemos sido financiadoras del sistema de salud las farmacias, soportando plazos de pago, bonificaciones altas y una serie de características que hacían que no sea fácil sustentar y atender muchas obras sociales, pero dado el contexto inflacionario del país eso se vuelve prácticamente inviable", explicó a Radio Salta la presidenta de la Cámara de Farmacias de Salta, Susana Carrasco.
Y añadió: "Ya nos pasó de comenzar a sostener obras sociales oportunamente para renegociar los convenios y se han ido, por un lado, bajando totalmente esos aportes que hacíamos las farmacias para atender las obras sociales y, por otro lado, se han ido bajando también los plazos de pago".
Mencionó que en Salta, la mayoría de las obras sociales están dentro de los plazos de pago, ya que las que no cumplen, automáticamente quedan sin atención, previa comunicación de las entidades que nuclean a las farmacias.
No obstante las medidas adoptadas, las situación no mejora. "Todos los días uno se despierta con novedades, principalmente los aumentos de los precios", expresó.
El último aumento de precio de medicamentos rondó en promedio un 20 por ciento, lo cual provocó un gran cimbronazo en todo el sector.
Carrasco indicó que, por un lado, están logrando que las droguerías les mantengan los plazos de pago, lo cual es fundamental para que la farmacia pueda abastecerse dentro de lo normal y que, por el otro lado, están analizando con el sector, incluso con asesoramiento legal, las circunstancias. "Porque tampoco es que podemos salir y cortar toda la seguridad social si la obra social está pagando en término y no es responsable de esta situación inflacionaria que nos deja descolocados a todos respecto de la reposición porque lo que vendemos a un precio y cobramos a 30 días lo compramos en un precio totalmente diferente", hizo hincapié.
Es decir, la principal problemática es que las farmacias ven su stock diezmado. "Tampoco podemos trabajar a pérdida, por eso estamos viendo qué es lo que ocurre, ni queremos que esto sea tomado políticamente. Se está trabajando para que las farmacias puedan seguir atendiendo", sostuvo.
En el caso de las farmacias que no estaban saneadas económicamente, les resulta prácticamente imposible sostener la atención. "A nivel nacional también estuvimos reunidos analizando la situación de las distintas provincias y quedamos en seguir trabajando", manifestó.
Otra de las problemáticas principales tiene que ver con el PAMI. "Es lo que más nos golpea. Creció muchísimo la cobertura. Pasó de un 40 a un 80 por ciento de afiliados con lo cual la farmacia tiene que soportar un valor muy alto. No se cubre el monto del medicamento y si bien está cumpliendo con los plazos de pago, la diferencia entre el precio de venta al público y el que fija PAMI, porque tiene un precio fijo para todo el país, realmente es muy diferente", indicó Carrasco.
Y mencionó que si bien el PAMI aportó hace poco un 9,5 por ciento de incremento, este quedó desfasado con el 20 por ciento de incremento promedio en el medicamento. "Estamos en un compás de espera y analizando qué mejoras se pueden hacer administrativamente y cómo apresurar los plazos de presentación para que los pagos sean lo mas pronto posible", finalizó.
Bioquímicos
Otro sector que tomó medidas ante la crisis es el de los profesionales bioquímicos que tuvieron que salir a cobrar una adecuación a los pacientes. Estas pueden rondar entre mil y 15 mil pesos. El monto dependerá de cada obra social. "Esto se dio el ultimo año, por un lado, por la falta de acompañamiento hacia los valores, a los incrementos que estamos teniendo en los laboratorios y también por el tema de los pagos. Hay algunas prepagas que pagan a los 60 días, otras a los 30 y esa desfinanciación a nosotros nos está poniendo en una crisis que no estamos pudiendo afrontar", explicó el presidente de la Asociación Bioquímica de Salta, Julio Ouiler.
Fuente El Tribuno