Desde mediados de abril, el Ministerio de Salud de la Nación decidió que el parte diario de la situación epidemiológica de la Argentina pasara de ser diario a semanal, y según se informó la decisión estuvo en gran parte motivada por el descenso de casos de COVID-19 registrados hasta esa fecha. Sin embargo, a sólo tres semanas de esa disposición, las cifras oficiales dan cuenta de un aumento sostenido de casos en todo el país.
Así, desde el 17 de abril, fecha en que los partes comenzaron a informarse cada siete días, el número de nuevos contagios pasó de 8.387 a 11.307 en el segundo reporte. Y el número se elevó a 11.443 el pasado domingo 1 de mayo. Es decir que en comparación con las semanas anteriores, el último reporte arrojó que hay 36% más casos que a mediados de abril.
Según informaron desde la cartera sanitaria en la Sala de situación que actualizan cada martes, hasta ayer, “la proporción de casos confirmados de COVID en mayores de 50 años mantiene una tendencia igual a la semana anterior, aunque los valores absolutos están en aumento para todos los grupos de edad, menos el grupo de mayores de 80 años”.
Después de 12 semanas ininterrumpidamente a la baja, en los mayores de 50 años, los casos confirmados alcanzaban los 1.558 en la semana epidemiológica (SE) 15, pasando a 2.064 casos en la SE16, con una variación porcentual del 32%. En tanto, en la SE 17 los casos contabilizaron 2,137, lo que representa un aumento del 4%.
El impacto de otras infecciones respiratorias
“Es la temporada característica de enfermedades respiratorias, que se superponen con el COVID y después terminan impactando en el sistema de salud”, aseguró la especialista, quien enfatizó en las que a su criterio son las tres principales medidas de prevención: “Por un lado, no descuidar la ventilación de los ambientes para garantizar entrada y salida de aire, por otro, el uso del barbijo en espacios cerrados si bien ya no es obligatorio sigue siendo una recomendación y más en esta época, y finalmente, ante síntomas respiratorios, independientemente que se tenga o no el diagnóstico de COVID, no concurrir a reuniones sociales o espacios con otras personas”.
Respecto al resto de las enfermedades respiratorias propias de los meses de frío, la Sala de situación de la cartera sanitaria informó ayer que durante las últimas semanas epidemiológicas se incrementó de manera exponencial la circulación del virus de la influenza A, influenza A H3 (estacional) y virus sincicial respiratorio principalmente.
Según se desprende de consultas previas a especialistas, además, esta temporada aumentaron su circulación el rinovirus, parainfluenza, enterovirus y adenovirus, entre otros. “Con respecto a los virus, lo que ocurrió principalmente es que tuvimos un impacto muy grande del SARS-CoV-2, que desplazó a todo el resto de los virus respiratorios y por otro lado, las medidas que se tomaron, como los cierres, aislamientos, uso de barbijo, la ventilación y el lavado de manos contribuyó a disminuir todas las infecciones que se transmiten de persona a persona”, explicó la médica infectóloga pediatra Andrea Uboldi (MP 10537).
En línea con la misma idea se manifestó esta mañana el ministro Quirós al asegurar: “Los virus respiratorios están retomando su circulación, incluso de una manera poco habitual”, dijo el funcionario e hizo referencia al caso del virus de la influenza que tuvo un crecimiento inusual en enero y febrero, meses no habituales para la circulación de los patógenos respiratorios. Y destacó que “ahora, la circulación del virus de la gripe ha descendido parcialmente, pero empiezan a circulara otros virus como el rinovirus, el sincicial respiratorio, de manera que los cuadros respiratorios son muy frecuentes”.
A partir del 18 de abril, se modificó en el país la política de testeo, y se decisió se priorizar el diagnóstico de COVID-19 en personas con enfermedad respiratoria que pertenezcan a los siguientes grupos: personas mayores de 50 años y con condiciones de riesgo; poblaciones especiales que residan, trabajen o asistan a ámbitos que por las características propias presentan mayor riesgo de transmisión o generación de brotes (instituciones carcelarias, instituciones de salud, centros con personas institucionalizadas, personas que trabajen o presten cuidado a personas vulnerables); personas con antecedente de viaje en últimos 14 días a una región en la que esté circulando una variante de interés o de preocupación que no esté circulando en el país; personas con enfermedad grave (internados) y en ocasión de la investigación y control de brotes.
De allí que algunos especialistas consideren que la actual suba de casos es aún mayor, y que al tratarse en los grupos más jóvenes con infección leve no se estarían testeando y registrando.
Es el caso del investigador en bioinformática del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba Rodrigo Quiroga, quien consideró que “como cambiaron los criterios para hacer los testeos, ahora hay menos personas con síntomas que se hisopan para confirmar el diagnóstico de COVID-19 y esto dificulta la interpretación de los casos. Posiblemente, el aumento de los casos ocurrió antes de la última semana, pero no se observó por el cambio en la metodología de testeos. Como los reportes son semanales, hay que ver si la tendencia se sostiene en el tiempo”.
Consultado por este medio, el senador provincial por Corrientes, contador y experto analista de datos Martín Barrionuevo observó que “es muy difícil de analizar por las diferencias de testeo”. “Probablemente los más chicos están creciendo más pero no se los esté testeando -sostuvo-. A nivel nacional lo que se ve es que el crecimiento es similar en todos los rangos etarios; no es que hay uno que está creciendo mucho más que otro”.
Y tras aclarar que “sí en los mayores de 40 se está viendo una mayor incidencia (mayor cantidad de casos cada 100.000 habitantes) pero no un porcentaje de crecimiento mucho mayor”, Barrionuevo remarcó que “la positividad también está creciendo, y ese es otro indicador del crecimiento de casos”.
“Independientemente de cuál sea el criterio de testeo, ante un criterio dado, que la positividad crezca es evidentemente otro indicador complementario del incremento de casos detectados y también de casos que se están dejando de detectar”, analizó el especialista, y agregó: “Se sabe que a medida que crece la positividad (que todavía es baja) lo que indica es que la sensibilidad del sistema de detección es menor, con lo cual habría que mirar los dos indicadores tomados en conjunto”.
Para Aliaga, “la suba es clara, y hay que ver cómo sigue y cuál es el impacto que tiene en internaciones y fallecidos porque justamente aunque los casos no suben tanto porque la estrategia hoy es concentrarse en detectar los casos que podrían traer más problemas, la cantidad de casos graves es más grande en proporción”.
“Pese a que desde el 18 de abril la estrategia de testeo se focaliza en las personas que tienen más riesgo de morir a causa del COVID, en la Provincia tenemos detección de casos en todos los grupos de edad, y para saber cómo se comporta la enfermedad más allá de los de más riesgo implementamos unidades de monitoreo ambulatorio donde se monitorea a todos los que asisten; son nuestro termómetro de lo que está sucediendo en la sociedad”, señaló Varela.
Otro punto importante que destacó Barrionuevo es que “la carga atrasada de casos de la ola de Ómicron se va agotando”. “Si se miran los casos informados (no por fecha de diagnóstico sino por fecha de reporte) hay una estabilidad, pero en realidad lo que está pasando es que cada vez mayor proporción de los casos informados son casos nuevos -analizó-. Entonces ante igualdad de casos reportados hay más casos por fecha de diagnóstico porque los casos reportados son más nuevos”.