La solidaridad de los salteños con los peregrinos no tiene límite. Patricia Chermulas, vecina de Villa San Antonio, contó que todos los años prepara bolsitas con alimentos para los peregrinos, y este año no fue la excepción.
Siguiendo una vieja tradición familiar iniciada por su padre hace diez años, comenzaron dándoles naranjas a los peregrinos que pasaban por la vereda de su casa en Florida al 1100. Así, en familia, se fueron organizando año a año para brindar pan, golosinas y sanguchitos a los caminantes de la fe que pasan por su domicilio.
Patricia contó también que este año vio muchísimos peregrinos más que años anteriores: “vimos pasar 20 minutos ininterrumpidos de gente de la puna”. Esta gente de fe le da más fuerza y la llena de una emoción “indescriptible” que la motiva, a ella y a su familia, a seguir el legado dejado por su papá, año a año. Según cosignó Fm Profesional.